lunes, 30 de septiembre de 2019

Guerra espiritual

“Por lo demás, fortalézcanse en el Señor y en el poder de su fuerza. Revístanse con toda la armadura de Dios para que puedan estar firmes contra las insidias del diablo”, Efesios 6:10-11.

Cuando haces algo bueno, las envidias fluyen el demonio se altera y trata de desbaratarte todos tu planes, por eso cada paso que des en el señor, tiene que ser un paso meditado y una vez que sepas bien a donde quieres llegar da el firme y confiado apoyándote en DIOS. 

Por eso en la Iglesias en el medievo se esculpían gargolas demonios en la fachada exteriores etc. Para simboizar que el demonio las envías están cerca para tratar de unirte así cada vez que las veas te acuerdes  y lo tengas en cuenta.

El cristianismo es la contante lucha entre el bien y el mal. Hay dos extremos peligrosos en cuanto al cristiano y la guerra espiritual. Uno terriblemente dañino es aquel de atribuirle al diablo y a los suyos todo lo que acontece a nuestro alrededor, dándole un poder que él no tiene, y negando nuestra responsabilidad. El otro es ignorar la realidad de una guerra espiritual en medio de la cual estamos nosotros, con un adversario que anda como león rugiente buscando devorarnos (1 P. 5:8-9).

Tenemos una guerra espiritual real, pero tenemos a un Dios más grande que Satanás. Él nos ha dado las herramientas para poder vencer, para poder resistir al diablo. En oración, en vela, clamando a nuestro Dios, con la Palabra en nuestros corazones.

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