¿Son las Señales Prueba Infalible de Nuestra Fe?

¿Son las Señales Prueba Infalible de Nuestra Fe?

Ver para creer...¿ha escuchado este refrán antes?

Con frecuencia, uno de los argumentos que mas encuentro al hablar a otros sobre las raíces hebreas de la fe es el tema de las señales. La gente está acostumbrada a poner su fe en lo que, aparentemente, genera resultados tangibles ante sus sentidos. No es extraño escuchar comentarios como los siguientes:

“Ayer estuve en el culto de oración. ¡Qué bendición! ¡Como se derramó el espíritu santo! La gente hablaba en lenguas y danzaba sin parar...”

“El culto estuvo tremendo. Yo sentía escalofríos en mi piel. No paraba de llorar...y mucha gente recibió sanidad de sus enfermedades...”

Con frecuencia, la gente está tan enfocada y convencida de la “realidad” de su fe por lo que experimentan sus sentidos, que no se molestan en revisar las bases de su fe. Dan por sentado que están en la fe correcta, pues piensan que esas señales no se manifestarían si estuvieran siguiendo una falsa religión.

Sin embargo, cuando revisamos la Escritura, nos damos cuenta que las señales no necesariamente confirman la fe, y no necesariamente son evidencia de que una persona camina por el sendero correcto, o es íntegra ante los ojos de Yahweh. Examinemos algunos pasajes de la Escritura que lo comprueban.

Deuteronomio 13:1-3
“CUANDO se levantare en medio de ti un profeta, o soñador de sueños, y te diere señal o prodigio, Y aconteciere la señal o prodigio que él te dijo, diciendo: Vamos en pos de deidades ajenas, que no conociste, y sirvámosles; No darás oído a las palabras de tal profeta, ni al tal soñador de sueños: porque Yahweh su Poderoso los prueba, para saber si aman a Yahweh su Poderoso con todo su corazón, y con toda su alma.” (RVR2011)

En primer lugar, de esta porción de la Escritura podemos obtener un dato importante: Las señales no son exclusivas de los siervos de Yahweh. Es importante notar que este pasaje indica que la señal o prodigio puede hacerse realidad, aun cuando sea efectuada por una persona que no sirve a Yahweh (y/o practica otra religión). Por ejemplo, tomemos el caso de Moisés, cuando se presenta ante el Faraón de Egipto:

“Y habló Yahweh a Moisés y a Aharón, diciendo: Si Faraón les respondiere diciendo, Muestren un milagro; dirás a Aharón: Toma tu vara, y échala delante de Faraón, para que se vuelva culebra. Vinieron, pues, Moisés y Aharón a Faraón, e hicieron como Yahweh lo había mandado: y echó Aharón su vara delante de Faraón y de sus siervos, y se volvió culebra. Entonces llamó también Faraón sabios y encantadores; e hicieron también lo mismo los encantadores de Egipto con sus encantamientos;” Éxodo 7:8-11 (RVR2011)

Notemos que tanto Aharón como los encantadores egipcios realizaron el milagro de convertir la vara en culebra. Pero no por eso podemos decir que los encantadores eran siervos de Yahweh, como lo eran Aharón y Moisés.

Volviendo al pasaje en Deuteronomio, del mismo podemos deducir que el asunto del uso de las señales para tratar de ganar seguidores a una religión o fe no es algo nuevo. El pueblo de Israel estaba rodeado de muchos pueblos cuyas prácticas eran desagradables ante Yahweh. Y el Todopoderoso sabía que Israel sería seducido por sus prácticas, al ver que efectuaban señales antes sus ojos y enunciaban profecías que se cumplían. Por esa razón Yahweh les hace la siguiente advertencia:

“No darás oído a las palabras de tal profeta, ni al tal soñador de sueños: porque Yahweh su Poderoso los prueba, para saber si aman a Yahweh su Poderoso con todo su corazón, y con toda su alma.” Deuteronomio 13:3 (RVR2011)

¿Le resulta familiar? ¿No es lo mismo que vemos hoy día?

Veamos otro ejemplo particular.

El caso del profeta Balaam (Números 22-24)
Balaam era un profeta, quien fue llamado por Balac (rey de los moabitas) para que maldijera al pueblo de Israel. Los moabitas estaban asustados, ya que el pueblo de Israel había derrotado a otros pueblos vecinos—claramente favorecidos por Yahweh—y se dirijan hacia Moab para hacer lo mismo. El rey de Moab pensó que si Balaam pronunciaba una maldición sobre el pueblo de Israel, ellos perderían su favor y los moabitas podrían evitar la masacre que les sobrevendría.

El simple hecho de que el rey de Moab pensara que Balaam podía hacer tal cosa es intrigante. Claramente, Balaam debía tener una buena reputación y fama como profeta. No creo que el rey Balac llamara a cualquier tipo de persona para una tarea así. Las petición de Balak a Balaam confirma este hecho:

“Ven pues ahora, te ruego, maldíceme este pueblo, porque es más fuerte que yo: quizá podré yo herirlo, y echarlo de la tierra: que yo sé que el que tú bendijeres, será bendito, y el que tú maldijeres, será maldito.” Números 22:6 (RVR2011)

Es importante notar que Balaam no era siervo del Altísimo. Si leemos los capítulos 22 al 24 de Números, veremos que en ningún momento se identifica a Balaam como un profeta de Yahweh. Simplemente se le refiere como una persona con dotes especiales para profetizar y hacer señales. De hecho, la Escritura señala que su procedencia no era israelita, sino de Petor (probablemente la tierra de los amonitas). De modo que no practicaba la fe hebrea.

Continuando con el relato, el rey de los moabitas llama a Balaam para que maldijera al pueblo. Sin embargo, a leer los capítulos 22-24 de Números nos damos cuenta que, en lugar de maldecirlo, Balaam lo que hizo fue bendecir aun mas a Israel con sus palabras. De modo que el plan de Balak, rey de Moab, resultó infructuoso.

A raíz de esta experiencia, cualquiera pensaría que Balaam se constituyó un profeta de Yahweh por haber pronunciado bendición a favor de Israel. Sin embargo, los hechos muestran todo lo contrario, ya que mas adelante la Escritura hace referencia a Balaam como un profeta corrupto, que amaba mas la recompensa que la palabra de Yahweh:

“Que han dejado el camino derecho, y se han extraviado, siguiendo el camino de Balaam, hijo de Beor, el cual amó el premio de la maldad.” 2 Pedro 2:15 (RVR2011)

“¡Ay de ellos! Porque han seguido el camino de Caín, y se lanzaron en el error de Balaam por una recompensa, y perecieron en la contradicción de Coré.” Judas 1:11 (RVR2011)

De hecho, si solamente leemos los capítulos 22-24 de Números, pensaríamos que el relato quedó ahí, y que Balaam terminó como un siervo de Yahweh tras la experiencia con el ángel. Sin embargo, la Escritura nos narra que Balaam mas adelante ayudó a Balak a conseguir lo que buscaba: lograr que la bendición se apartara de Israel. ¿Cómo? Aconsejó a Balak que sedujera a Israel a la idolatría y la fornicación, de modo que la bendición de Yahweh se apartara de ellos:

“Pero tengo unas pocas cosas contra ti: porque tú tienes ahí los que tienen la enseñanza de Balaam, el cual enseñaba a Balac a poner tropiezo delante de los hijos de Israel, a comer de cosas sacrificadas a los ídolos, y a cometer fornicación.” Revelaciones 2:14 (RVR2011)

Incluso, la Escritura nos narra el final de Balaam, quien murió mas adelante en manos de Israel, cuando tomaron la tierra prometida:

“También mataron a cuchillo los hijos de Israel a Balaam el adivino, hijo de Beor, con los demás que mataron.” Josué 13:22 (RVR2011)

De estos datos podemos concluir que Balaam estaba lejos de ser un profeta íntegro y un siervo de Yahweh, aunque en un momento dado haya sido obediente a la palabra del Altísimo y haya hecho bien a Israel. A fin de cuentas, murió como cualquier otro falso profeta. El hecho de que hizo la voluntad de Yahweh en un momento dado no significa que es un ejemplo a seguir, ni que era practicante de la fe verdadera.

La enseñanza del Mesías
Nuestro Mesías Yahoshúa nos dejó una instrucción muy clara sobre este asunto de las señales:

“No todo el que me dice: Maestro, Maestro, entrará en el reino de los cielos: sino el que haga la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Maestro, Maestro, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre lanzamos demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les protestaré: Nunca los conocí; apártense de mí, obradores de maldad.” Mateo 7:21-23 (RVR2011)

En primer lugar, notemos que este pasaje está implicando que, en efecto, muchos tendrán la capacidad de profetizar, expulsar demonios e incluso hacer milagros. No dice que por no estar en la fe correcta o sus vidas no ser íntegras, no podrán hacerlo. Incluso, dice que lo harán en su nombre (utilizando el nombre del Mesías—o al menos lo que ellos creen que es el nombre correcto). Esto confirma nuevamente que la capacidad de hacer señales no está ligada al hecho de vivir una vida íntegra delante de Yahweh.

Como nota adicional, quisiera comentar sobre la palabra maldad en el verso 23. En el Mateo hebreo de Shem Tov, la palabra hebrea utilizada aquí es avón, lo cual significa iniquidad—la misma palabra que la Escritura utiliza al hablar de transgresión a la Torah (por ejemplo, vea Daniel 9:24, Miqueas 7:18-19, entre muchos otros). En forma similar, la palabra que aparece en los manuscritos griegos es anomia, lo cual significa ilegalidad, transgresión a la ley. ¿De cual ley creen ustedes que puede estar hablando? ¡De la Torah—la ley de Yahweh por excelencia! De modo que las personas a las cuales el Maestro se está refiriendo en este pasaje no son simplemente personas que hacen mal; ¡son personas que hacen caso omiso a la Torah de Yahweh!

Conclusión
Luego de evaluar estos datos, debemos concluir que no debemos guiarnos simplemente por las señales o nuestros sentimientos a la hora de examinar nuestra fe y escoger el camino espiritual a seguir. Es muy fácil caer en un error si nos dejamos guiar por las señales y las emociones que experimentamos. La misma Escritura nos lo advierte:

“Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? Yo Yahweh, que escudriño el corazón...” Jeremías 17:9-10 (RVR2011)

Sin embargo, el mismo Yahweh, quien conoce a perfección los corazones, nos ha dado un recurso para ser guiados en el camino correcto: su Palabra. Solo a través del estudio cuidadoso de la Palabra de Yahweh podemos discernir el camino correcto, guiados por el espíritu de santidad.

“Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi camino.” Salmos 119:105 (RVR2011)

La fórmula común de este mundo dice: ver para creer. Sin embargo, tal parece que la fórmula bíblica para ejercer nuestra fe es al revés: Creer para ver.

“Porque de tal manera amó el Poderoso al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” Juan 3:16 (RVR2011)

“El que cree en mí, como dice la Escritura, ríos de agua viva correrán de su vientre.” Juan 7:38 (RVR2011)

Las señales son un recurso muy útil en reafirmar la fe. Sin embargo, de nada valen si la fe está mal enfocada o errada, e incluso pueden desviarnos de la fe verdadera si no hay un fundamento sólido en la palabra de Yahweh.

“Examínenlo todo; retengan lo bueno.” 1 Tesalonicenses 5:21 (RVR2011)

No permitamos que nuestras emociones dirijan nuestro razonamiento. Escudriñemos la Escritura, y permitamos que sea el espíritu de Yahweh, y no nuestras emociones, quien nos dirija en nuestra fe.

“...recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras, a ver si estas cosas eran así. Así que creyeron muchos de ellos...” Hechos 17:11-12 (RVR2011)

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