EL TEÓLOGO
N° 7
N° 7
Jesús y los primeros cristianos
fueron amigos de los animales
fueron amigos de los animales
Capítulo 1: Jesús fué un amigo de los animales
Capítulo 2: Los primeros cristianos fueron vegetarianos
Capítulo 3: La resistencia de la iglesia contra la alimentación vegetariana
Capítulo 4: Caída en la barbarie por la cristiandad eclesiástica
Capítulo 2: Los primeros cristianos fueron vegetarianos
Capítulo 3: La resistencia de la iglesia contra la alimentación vegetariana
Capítulo 4: Caída en la barbarie por la cristiandad eclesiástica
Prólogo
Nuestra época está acuñada, por el occidente cristiano eclesiástico y una gran autojusticia y arrogancia frente a otras épocas y culturas. Además se cree poder mantener en jaque a los acontecimientos mundiales en favor propio, mediante arsenales bélicos. Y al mismo tiempo nunca existió una época y una cultura, en la cual los hermanos menores de los hombres, los animales, fueron tan maltratados, torturados y matados, en forma tan bestial, cruel y en cantidades tan enormes – y en casi todos los ámbitos culturales a nivel mundial. La responsabilidad principal la tienen las instituciones eclesiásticas. Pues estas se arrogan de poderle traerle a toda la humanidad, la supuesta gloria. Sin embargo, llevan a la humanidad a una brutalidad inconsciente e indolente, y les enseñan que los animales no tienen un alma inmortal y no tendrían la capacidad de sufrimiento como los seres humanos. De esta manera, a partir de esta premisa, tampoco pueden surgir impulsos positivos hacia un nuevo entendimiento de la naturaleza en el sentido de una unidad de todo lo viviente (por ejemplo: Todos los seres respiran del mismo hálito) – todo lo contrario. Pero Jesús también vino por los animales, y el mandamiento de los cristianos originarios “No matarás”, también vale para los animales. Los representantes de las iglesias sonríen frente a esta declaración, y en la plaza de san Pedro de Roma, todos los años los animales son “bendecidos” por el papa, antes de que sean degollados en los mataderos. Sin embargo, algún día los jerarcas eclesiásticos llorarán por ellos mismos. Aún “sólo” son los animales, que por la crianza masiva, cacería desenfrenada, tortura para fines de investigacion y destrucción del hábitat animal, los que sufren indescriptiblemente. Pero ya hace tiempo que ha llegado el momento en el cual el planeta Tierra se defiende contra su explotación, para el lucro del ego humano y con esto también contra la barbarie hacia los animales. En intervalos cada vez más cortos se producen catástrofes, ya que la “madre Tierra” tiene fiebre y ya no puede aguantar más esta cruel civilización. Y por esto trata de sacudirse de los “gérmenes patógenos”. Al mismo tiempo, como en todas las épocas, aparecieron profetas y videntes que le han mostrado a la humanidad las posibles soluciones. O que aclararon las relaciones de los acontecimientos mundiales y naturales (del por qué, por ejemplo, existen fieras peligrosas para los hombres o por qué existen parásitos y por qué, todo se ha desarrollado así por eones, tal como lo percibimos actualmente). Pero los representantes de las iglesias y sus feligreses lo llevan cada vez más al extremo. Se burlan de personas sabias de nuestros tiempos, y ellos justifican por ejemplo, el consumo desenfrenado de carne y la aflicción inconmensurable de los animales, como siempre con la Biblia, como también se aclara en los siguientes capítulos. También este libro, ha llevado durante 1700 años a la humanidad al abismo y al caos, porque sacerdotes y teólogos han falsificado la verdad allí contenida, y muchas veces la han transformado en lo contrario (ver El Teólogo Nº 8” - Como el diablo hizo estragos en la Biblia). Y en este abismo, a la persona individual no le queda mucho tiempo.
Lea más sobre cómo puede ser desenmascarada la traición del cristianismo eclesiástico a Jesús, y al cristianismo originario, también en cuanto a los animales.
Jesús fué un amigo de los animales
Errores en la Biblia
¿Jesús, comió un cordero durante la pascua?
La sabiduría del Cristo
“¡Ay de vosotros!”
El “cuerpo de la muerte”
¿Cuál es el trasfondo de la “pesca milagrosa”?
Errores en la Biblia
¿Jesús, comió un cordero durante la pascua?
La sabiduría del Cristo
“¡Ay de vosotros!”
El “cuerpo de la muerte”
¿Cuál es el trasfondo de la “pesca milagrosa”?
“Jesús, sí ha comido carne”, dicen algunos que quieren justificar religiosamente el consumo de carne. Pero Jesús no da una justificación para la salchicha y el asado de cordero, aún cuando se le imputa esto y se abusa de ello, pues: El hombre de Nazaret y los primeros cristianos fueron vegetarianos y amigos de los animales.
Este conocimiento, en los casi últimos 2000 años fué suprimido, falsificado y tergiversándolo contrariamente. Esto es una traición al pacifismo del Nazareno y trajo que la matanza y comer animales, en el “occidente cristiano”, se hayan transformado en una sangrienta realidad. ¿Cómo fué posible que la forma de vida y la enseñanza de Jesús de Nazaret, fuese tan deformada, sobre un asunto tan importante?
Los evangelios de la Biblia, que hablan sobre la vida de Jesús, no se escribieron de hoy a mañana, sino a lo largo de siglos, durante los cuales se discutía con vehemencia qué debe pertenecer y qué no, a las “las sagradas escrituras”. A esto se agrega, que la selección de los textos disponibles no proviene de testigos contemporáneos del Nazareno, sino que fueron escritos en base a las tradiciones. Cuando el “padre de la iglesia” Jerónimo, por encargo del papa Dámaso I en el siglo 4, estandarizaba los textos latinos del nuevo testamento, tenía que discernir entre numerosas contradicciones, fragmentos y diferentes posibilidades interpretativas. Él escribe a su mandante, que el mundo posterior lo condenará como un falsificador de la Biblia, porque en cada caso tenía que elegir según su criterio, qué considerar como correcto o falso, cómo incompleto y necesario de complementar. Él había realizado adiciones y cambiado varias cosas (ver El Teólogo Nº 14 - Jerónimo y el origen de la Biblia).
Lo que Jerónimo declara sobre los textos latinos (posteriormente dogmatizados por la iglesia) permite sospechar, que también en el lenguaje original existían alteraciones. Originalmente los escritos del nuevo testamento no estaban redactados en latín, sino en griego. Sin embargo, Jesús y sus apóstoles no hablaban latín, ni griego, sino arameo. De este modo, con las tradiciones de los contenidos ya forzadamente se han alejado bastante de los orígenes arameos. Y lo que realmente quedó sin consideración, son los llamados evangelios apócrifos (escritos ocultos), que no fueron considerados dentro de los textos oficiales. Estos en parte, fueron destruidos y desparecieron por unos 1800 años y que recientemente fueron encontrados. Muchas cosas que dijo e hizo Jesús de Nazaret, y lo que falta en la Biblia, están contenidas en estos escritos. Más cosas que decir sobre Jesús lo confirma la misma Biblia, ya que ahí dice que Jesús también hizo “otras muchas cosas” y “que se habrían de escribir” (Juan 21, 25). Puesto que el actual cristianismo eclesiástico sólo es determinante sobre aquello que aparece en la Biblia, con esto se admite que se reconoce sólo una selección de lo que dijo e hizo Jesús; justamente sólo lo bíblico y no aquello, que según el evangelio de Juan, “se habría de escribir” (que no se siguió su pauta, es otro tema). Y si realmente fué así tal como lo dicen los textos elegidos por la iglesia, es otra pregunta.
Lo que Jerónimo declara sobre los textos latinos (posteriormente dogmatizados por la iglesia) permite sospechar, que también en el lenguaje original existían alteraciones. Originalmente los escritos del nuevo testamento no estaban redactados en latín, sino en griego. Sin embargo, Jesús y sus apóstoles no hablaban latín, ni griego, sino arameo. De este modo, con las tradiciones de los contenidos ya forzadamente se han alejado bastante de los orígenes arameos. Y lo que realmente quedó sin consideración, son los llamados evangelios apócrifos (escritos ocultos), que no fueron considerados dentro de los textos oficiales. Estos en parte, fueron destruidos y desparecieron por unos 1800 años y que recientemente fueron encontrados. Muchas cosas que dijo e hizo Jesús de Nazaret, y lo que falta en la Biblia, están contenidas en estos escritos. Más cosas que decir sobre Jesús lo confirma la misma Biblia, ya que ahí dice que Jesús también hizo “otras muchas cosas” y “que se habrían de escribir” (Juan 21, 25). Puesto que el actual cristianismo eclesiástico sólo es determinante sobre aquello que aparece en la Biblia, con esto se admite que se reconoce sólo una selección de lo que dijo e hizo Jesús; justamente sólo lo bíblico y no aquello, que según el evangelio de Juan, “se habría de escribir” (que no se siguió su pauta, es otro tema). Y si realmente fué así tal como lo dicen los textos elegidos por la iglesia, es otra pregunta.
Según las palabras del evangelio de Lucas, Jesús habría preguntado: “¿Dónde está el aposento donde he de comer el cordero con mis discípulos?” (22, 11). Miles de corderitos fueron “sacrificados” en aquel entonces, para la fiesta de pascua y comidos en la tarde de cada 14 de Nisan (el mes israelí), después de que fueron degollados vivos cortándoles la garganta, (los sacerdotes exigían esta manera de matanza). Esto sucedía oficialmente en “agradecimiento” a “Dios”, debido a que, aproximadamente en el año 1500 a.C., éste había castigado a las familias egipcias matando a los primogénitos (por la esclavitud de los israelitas), las familias israelitas en Egipto, al mismo tiempo se conformaban aparentemente, que éstos les sacrificasen un cordero. Sin embargo los relatos neo-testamentarios contienen incongruencias. Según la datación del evangelista Juan (13, 1-2; 19, 31), no fué una cena de pascua, y tampoco Pablo escribe nada al respecto (ver 1era de Corintios 11, 23-25). Según esto, aquello fué el 13 de Nisan, o sea un día antes de la pascua (En relación a mayores detalles sobre la historia, ver Skriver, Die Lebensweise Jesus, [La vida de Jesús] pág. 79). Según esto, los corderitos fueron sacrificados el día siguiente, en el mismo día que Jesús fué crucificado. Sobre este aspecto se deduce que Jesús y sus apóstoles no pudieron haber comido carne de cordero. Según la otra datación de los evangelistas Mateo, Marcos y Lucas, Jesús fué crucificado el 15 de Nisan, y según esto podrían haber comido, en la “cena festiva”, el día anterior, como una especie “de última comida del condenado”. Curiosamente él con un rechazo pudo haberse hecho merecedor de la pena de muerte, por ejemplo, según Números 9, 13 (Lo que realmente le sucedió según los evangelistas, ya que Jesús evidentemente no negó ser el anunciado “Cristo”, el “Mesías” respectivamente, el libertador de Israel).
En ambos casos, el paralelismo entre los innumerables corderitos sacrificados y la crucifixión de Jesús, prácticamente en el mismo período, es bastante esclarecedor. Corderos nuevos llegaban junto a los pastores al nacimiento de Jesús, en el famoso establo de Belén, y al final de su vida terrenal, nuevamente está unido a estos animalitos. Él fué enviado hacia los “pobres” y los “prisioneros”, lo dice él mismo una vez (Lucas 4, 18), y en sus últimas horas parece ser así, que también están incluidos los “pobres” y “prisioneros” animales. Difícil de imaginar que Jesús pudiera haber comido pacíficos e indefensos seres de Dios, junto a los cuales llegó a la vida y en cuyo pesebre alguna vez yació. Notorio es también, que Jesús en esta última comida, explicó la “santa cena” en base de pan y vino y no menciona comer la de “carne de cordero”. Una posible explicación para esto, lo da el apócrifo evangelio ebionita. Según esto, Jesús respondió a la pregunta dónde se le debe preparar la comida de pascua: “¿Acaso deseo comer carne con vosotros en esta pascua? (citado donde Epifanio, Panarion omnium haeresium 30, 22, 4) El “comisionado eclesiástico” para sectas, Epifanio (aprox. 315-403) empero, impugna esta versión. Epifanio: “Comer la pascua [siempre] es un asado de carne y el resto” (30, 22, 3). En la versión ebionita, cabe que Jesús de principio rechazaba los sacrificios de animales. Con esto concuerda con todos los profetas judíos antes de él. Muchas veces el hombre de Nazaret cita la palabra de Dios dada por el profeta Oseas. “Misericordia quiero, y no sacrificio” (Mateo 9, 13; 12, 7).
Otro informe sobre esto, aparece en el Evangelio de los doce (= El evangelio de la vida perfecta; aparecido alrededor del año 100). Como escrito “apócrifo” (literalmente = escritos “ocultos” del cristianismo prístino extra bíblicos) La iglesia reconoce sólo algunas hojas y parte de hojas (= los tal llamados fragmentos), que fueron encontrados oficialmente. El evangelio antiguo completo, fué reescrito y publicado por el teólogo inglés Gideon Jasper Richard Ouseley en el año1902, mediante una visión profética interna, y podría contener muchos detalles fiables de la enseñanza de Jesús. Según esto, Judas habría revelado al supremo sacerdote Caifás, que Jesús no hizo sacrificar a un cordero para la fiesta de pascua, a lo que éste le habría respondido: “De verdad, esta no es una fiesta de pascua según la ley de Moisés. Él ha cometido un acto merecedor de la muerte; ya que es una grave trasgresión de la ley ¿Para que necesitamos más testigos?” (Capítulo 76, 28) Entonces habría sido el amor de Jesús a los animales, lo que provocój su condena a muerte, y no la controversia sobre su tarea espiritual. ¿Qué sucedió realmente?
En ambos casos, el paralelismo entre los innumerables corderitos sacrificados y la crucifixión de Jesús, prácticamente en el mismo período, es bastante esclarecedor. Corderos nuevos llegaban junto a los pastores al nacimiento de Jesús, en el famoso establo de Belén, y al final de su vida terrenal, nuevamente está unido a estos animalitos. Él fué enviado hacia los “pobres” y los “prisioneros”, lo dice él mismo una vez (Lucas 4, 18), y en sus últimas horas parece ser así, que también están incluidos los “pobres” y “prisioneros” animales. Difícil de imaginar que Jesús pudiera haber comido pacíficos e indefensos seres de Dios, junto a los cuales llegó a la vida y en cuyo pesebre alguna vez yació. Notorio es también, que Jesús en esta última comida, explicó la “santa cena” en base de pan y vino y no menciona comer la de “carne de cordero”. Una posible explicación para esto, lo da el apócrifo evangelio ebionita. Según esto, Jesús respondió a la pregunta dónde se le debe preparar la comida de pascua: “¿Acaso deseo comer carne con vosotros en esta pascua? (citado donde Epifanio, Panarion omnium haeresium 30, 22, 4) El “comisionado eclesiástico” para sectas, Epifanio (aprox. 315-403) empero, impugna esta versión. Epifanio: “Comer la pascua [siempre] es un asado de carne y el resto” (30, 22, 3). En la versión ebionita, cabe que Jesús de principio rechazaba los sacrificios de animales. Con esto concuerda con todos los profetas judíos antes de él. Muchas veces el hombre de Nazaret cita la palabra de Dios dada por el profeta Oseas. “Misericordia quiero, y no sacrificio” (Mateo 9, 13; 12, 7).
Otro informe sobre esto, aparece en el Evangelio de los doce (= El evangelio de la vida perfecta; aparecido alrededor del año 100). Como escrito “apócrifo” (literalmente = escritos “ocultos” del cristianismo prístino extra bíblicos) La iglesia reconoce sólo algunas hojas y parte de hojas (= los tal llamados fragmentos), que fueron encontrados oficialmente. El evangelio antiguo completo, fué reescrito y publicado por el teólogo inglés Gideon Jasper Richard Ouseley en el año1902, mediante una visión profética interna, y podría contener muchos detalles fiables de la enseñanza de Jesús. Según esto, Judas habría revelado al supremo sacerdote Caifás, que Jesús no hizo sacrificar a un cordero para la fiesta de pascua, a lo que éste le habría respondido: “De verdad, esta no es una fiesta de pascua según la ley de Moisés. Él ha cometido un acto merecedor de la muerte; ya que es una grave trasgresión de la ley ¿Para que necesitamos más testigos?” (Capítulo 76, 28) Entonces habría sido el amor de Jesús a los animales, lo que provocój su condena a muerte, y no la controversia sobre su tarea espiritual. ¿Qué sucedió realmente?
En una “Nueva Revelación”, un evangelio, que de acuerdo a los editores, fue dado directamente por Cristo, en 1989, por intermedio de un nuevo profeta, aparecen sorprendentes detalles referentes a esto. Según esto, Cristo declara: “Ni por los apóstoles, ni por los discípulos fue ordenada la matanza de un cordero; pero tanto a Mí como a los apóstoles y discípulos nos fueron servidos, como ofrenda de amor, trozos de un cordero aderezado. Nuestro prójimo nos quiso obsequiar con ello; no sabían hacerlo mejor. Yo bendije la ofrenda y comencé a comer la carne. Mis apóstoles y discípulos lo hicieron igual que Yo. A continuación Me hicieron una pregunta, con el siguiente sentido: debemos abstenernos del consumo de la carne. Así nos lo ordenaste. Ahora Tú mismo has comido carne. Yo instruí así a los Míos: el hombre no debe matar intencionadamente a ningún animal, ni consumir la carne de animales que han sido matados para consumir su carne. Pero cuando hombres, que todavía son ignorantes han preparado carne como alimento y se lo ofrecen al huésped como regalo y se lo sirven en la comida, el huésped no debería rechazar la ofrenda; pues hay que diferenciar el hecho de comer el hombre la carne por avidez de la misma, del de comerla en agradecimiento al anfitrión Sin embargo, el que esto sabe debe, si le es posible y las circunstancias externas y el tiempo lo permiten, dar indicaciones generales al anfitrión, pero sin querer escarmentarle. Cuando el tiempo haya madurado, el anfitrión también entenderá estas indicaciones generales …” (Esta es Mia Palabra, La manifestación de Cristo que el mundo no conoce, editorial DAS WORT, ISBN 3-89201-053-6)
Si se da por supuesto o se cree en la posibilidad, que este texto es auténtico o por lo menos, reproduce correctamente los hechos, entonces Jesús no se atiene a las reglas y costumbres y también se arriesga con esto ser condenado como “blasfemo”. Pero él no habría provocado este conflicto. Tampoco se habría presentado como un superior frente al anfitrión o sus amigos, y, según el relato arriba mencionado, habría comido algo de carne. A esto también caben las palabras, que aparecen en el evangelio según Mateo: “No lo que entra en la boca contamina al hombre; mas lo que sale de la boca, esto contamina al hombre” (15, 11). Según esto, palabras que se basan en determinados pensamientos y emociones, pueden tener consecuencias más graves, que aquellas cosas que ingiere. No obstante el consumo de carne no debería ser – en primera línea, porque para esto un animal debe sufrir y morir, como por ejemplo, como también de otros pasajes de este “Mensaje del Universo”. Quien tenga duda si realmente se trata de la palabra de Jesús, por lo menos no puede ignora, lo que se puede leer en otras fuentes comprobables.
Y justamente el “padre de la iglesia” “san” Jerómino (347-419), que con respecto a esto escribe. Él da un salto desde el diluvio hasta la llegada de Jesús y explica: “El placer por la carne era desconocido hasta el diluvio universal; pero desde el diluvio se nos han embutido las fibras y los jugos pestilentes de la carne animal. Jesucristo, que apareció cuando se cumplió el tiempo, volvió a unir el final con el principio, de manera que ya no nos está permitido comer más carne” (Adversus Jovinianum I, 18).
Jesús de Nazaret también ha sentido el dolor de los animales, que son colocados en los mesones de carnicería. Cuando observa como un hombre golpea a un animal, expresa: “¡Ay de ustedes, que no escucháis, como clama al creador en el cielo y grita por misericordia! Tres veces ay sobre aquel, sobre el cual grita y gime en su dolor.” Estas palabras de Jesús evidentemente se encuentran en las actas de Pedro un evangelio “apócrifo”, que data de aproximadamente del año 180 d.C. (Petrusakten 38, zit. nach Skriver, Die Lebensweise Jesu und der ersten Christen [Actas de Pedro 38, citado según Skriver, El modo de vivir de Jesús y de los primeros cristianos], pag. 128 [Se busca investigador: ¿Quién conoce una cita a base de una colección de fuentes originales?]). También se podría referir esta palabra a los gritos mortales en los actuales mataderos, que existen en cada ciudad, y clamar también de manera similar: “¡Ay de vosotros, que no oís, como los animales claman al creador en el cielo y gritan por clemencia! Tres veces ay sobre aquellos, sobre los cuales se quejan y gritan por sus dolores.” Que en frente a esto, una matanza “compasiva” y “tierna”, no es una alternativa del cristianismo original, hacia las matanzas de líneas de producción, se puede concluir de otros documentos.
Jesús de Nazaret también ha sentido el dolor de los animales, que son colocados en los mesones de carnicería. Cuando observa como un hombre golpea a un animal, expresa: “¡Ay de ustedes, que no escucháis, como clama al creador en el cielo y grita por misericordia! Tres veces ay sobre aquel, sobre el cual grita y gime en su dolor.” Estas palabras de Jesús evidentemente se encuentran en las actas de Pedro un evangelio “apócrifo”, que data de aproximadamente del año 180 d.C. (Petrusakten 38, zit. nach Skriver, Die Lebensweise Jesu und der ersten Christen [Actas de Pedro 38, citado según Skriver, El modo de vivir de Jesús y de los primeros cristianos], pag. 128 [Se busca investigador: ¿Quién conoce una cita a base de una colección de fuentes originales?]). También se podría referir esta palabra a los gritos mortales en los actuales mataderos, que existen en cada ciudad, y clamar también de manera similar: “¡Ay de vosotros, que no oís, como los animales claman al creador en el cielo y gritan por clemencia! Tres veces ay sobre aquellos, sobre los cuales se quejan y gritan por sus dolores.” Que en frente a esto, una matanza “compasiva” y “tierna”, no es una alternativa del cristianismo original, hacia las matanzas de líneas de producción, se puede concluir de otros documentos.
En los Fragmentos de Papias (literalmente Complementaciones de los evangelios de la tradición oral), datados aproximadamente desde el año 120, Jesús sigue declarando. “los animales, usando estos frutos que son productos del suelo, se volverán pacíficos y armoniosos, obedientes al hombre en toda sujeción” (Papias, Irineo V, 33, 3.4). Aquí Jesús, por un lado, se atiene al relato de la creación de Génesis 1, 29-31, según lo cual los hombres y los animales les son dados los frutos de la tierra, y por otro lado a la profecía del Reino de la Paz Isaías 11, 6-9. Según esto, entonces existe una relación directa entre la alimentación vegetariana y la apacibilidad en el mundo animal, y así con el correr de los tiempos se llega a una totalmente nueva comunidad: “Morará el lobo con el cordero, y el leopardo con el cabrito se acostará” (V. 6). “El león como el buey comerá paja” (V. 7). Aquí el hombre podría llegar a ser modelo histórico para las así llamadas “fieras”, ya que, en diferenciación a las momentáneas condiciones de vida de algunas especies de animales, no depende de la carne y fácilmente podría cambiar su forma de alimentación.
Empero partes como estas donde Papis, les son tan desconocidas a los cristianos eclesiásticos, como el texto completo del Evangelio de los Doce (= Del Evangelio de la vida perfecta) Allí Jesús sigue diciendo: “Dios es justo y bondadoso y ha mandado que los hombres deben vivir sólo de los frutos y semillas de la tierra” (38, 4). Si esto es una copia del texto original arameo y si realmente existe una antigua traducción eslava en el Vaticano, como lo dice el teólogo Gideon Jasper Ouseley, no pudo ser esclarecido hasta ahora. [¡Se busca investigador! Una indicación científicamente fundada sobre la antigua traducción eslava, que confirme el texto original, sería de gran ayuda. El Vaticano, respectivamente, la biblioteca del Vaticano no han respondido frente a una consulta, lo que más bien indicaría la existencia de este documento.] Esto es importante, ya que hay personas que dudan de este mensaje profético, pero que ya no podrían ignorar la, en caso de una concordancia comprobada, con el antiguo texto.
Comparable es la situación con el Evangelio de paz de los Esenos, según las declaraciones del investigador húngaro Edmond B. Székely, se mantiene bajo llave una edición aramea en el Vaticano. Después de que él pudo obtener una inspección, habría escrito de memoria este texto. Según esto Jesús enseñaba: “Y la carne de los animales muertos en su cuerpo se convertirá en su propia tumba.” Aún cuando críticos dudan de las declaraciones de Székelys o no la aceptan, se trata aquí también de una frase, que se ajusta perfectamente a la personalidad de Jesús, que también se tiene de fuentes científicas aseguradas. Ya que antepone a todo su enseñanza de la ley de siembra y cosecha (es decir: Lo que le haces tu prójimo, algún día te será hecho a ti), y ya los profetas del antiguo testamento habían incluido el comportamiento del hombre con los animales. Así, por ejemplo, donde el profeta Isaías: “El que sacrifica buey es como si matase a un hombre” (Isaías 66, 3).
Interesante es una palabra de Jesús del Evangelio de Egipto, aparecido en el año 110 d.C. Allí se cita a Jesús con la siguiente frase: “Come de todas las hierbas, las hierbas amargas no” (citado según Clemente de Alejandría, Stromateis 3, 9, 66). Sin embargo, en relación a esto, no se trata sobre la alimentación (distinto como tratado donde Skriver, pág. 53), si no, Jesús aplica esta frase literalmente y para los auditores algo enigmático en relación al tema “fertilidad” y “maternidad”. Con esto de paso recurre a una sabiduría popular proverbial, para alimentarse razonablemente en forma vegetariana, donde “amargo”, en arameo el idioma maternal de Jesús, pudo haber sido quizás “venenoso” o “dañino”.
En relación distinta, Jesús habla sobre un cordero, que fue sacrificado para ser consumido, y desgraciadamente aquí tampoco se puede determinar con seguridad, el sentido. Esta parte se puede leer en el evangelio de Tomás, que apareció aproximadamente 150 años d.C., y que fue encontrado por campesinos egipcios en 1945, en las cercanías de Nag Hammadi junto al río Nilo. En el verso 60 dice: “Vosotros aseguraos un lugar de reposo para que no os convirtáis en cadáveres y seáis devorados” (Fuente: Los Evangelios Apócrifos, por Aurelio De Santos Otero, BAC). Y un poco antes dice: “Fijad vuestra mirada en el Viviente mientras estáis vivos, no sea que luego muráis” (V. 59). Es posible que un pasaje del verso 61 esté “destruido o mutilado”. Presumiblemente, en el verso 60, Jesús se refiere a un “lugar de descanso interior”, respectivamente, una “paz interior”, que libera al hombre del circuito de matar y ser matado (frente al hombre y los animales). Además, Jesús, en el verso 59, pudo haber hecho una advertencia, no afanarse por un cordero sacrificado, como ejemplo, desear “alimento muerto”, si no esforzarse por una alimentación vegetariana viva, así como hace ya casi 2000 años enseñó en forma significativa: El asesinato de animales lleva a la muerte del hombre.
“Los molinos de Dios muelen lentos”, dice un proverbio. Pero hoy las crueldades del hombre con los animales retornan evidentemente cada vez más rápido sobre éste, si el humano no se arrepienta y de vuelta atrás.
Empero partes como estas donde Papis, les son tan desconocidas a los cristianos eclesiásticos, como el texto completo del Evangelio de los Doce (= Del Evangelio de la vida perfecta) Allí Jesús sigue diciendo: “Dios es justo y bondadoso y ha mandado que los hombres deben vivir sólo de los frutos y semillas de la tierra” (38, 4). Si esto es una copia del texto original arameo y si realmente existe una antigua traducción eslava en el Vaticano, como lo dice el teólogo Gideon Jasper Ouseley, no pudo ser esclarecido hasta ahora. [¡Se busca investigador! Una indicación científicamente fundada sobre la antigua traducción eslava, que confirme el texto original, sería de gran ayuda. El Vaticano, respectivamente, la biblioteca del Vaticano no han respondido frente a una consulta, lo que más bien indicaría la existencia de este documento.] Esto es importante, ya que hay personas que dudan de este mensaje profético, pero que ya no podrían ignorar la, en caso de una concordancia comprobada, con el antiguo texto.
Comparable es la situación con el Evangelio de paz de los Esenos, según las declaraciones del investigador húngaro Edmond B. Székely, se mantiene bajo llave una edición aramea en el Vaticano. Después de que él pudo obtener una inspección, habría escrito de memoria este texto. Según esto Jesús enseñaba: “Y la carne de los animales muertos en su cuerpo se convertirá en su propia tumba.” Aún cuando críticos dudan de las declaraciones de Székelys o no la aceptan, se trata aquí también de una frase, que se ajusta perfectamente a la personalidad de Jesús, que también se tiene de fuentes científicas aseguradas. Ya que antepone a todo su enseñanza de la ley de siembra y cosecha (es decir: Lo que le haces tu prójimo, algún día te será hecho a ti), y ya los profetas del antiguo testamento habían incluido el comportamiento del hombre con los animales. Así, por ejemplo, donde el profeta Isaías: “El que sacrifica buey es como si matase a un hombre” (Isaías 66, 3).
Interesante es una palabra de Jesús del Evangelio de Egipto, aparecido en el año 110 d.C. Allí se cita a Jesús con la siguiente frase: “Come de todas las hierbas, las hierbas amargas no” (citado según Clemente de Alejandría, Stromateis 3, 9, 66). Sin embargo, en relación a esto, no se trata sobre la alimentación (distinto como tratado donde Skriver, pág. 53), si no, Jesús aplica esta frase literalmente y para los auditores algo enigmático en relación al tema “fertilidad” y “maternidad”. Con esto de paso recurre a una sabiduría popular proverbial, para alimentarse razonablemente en forma vegetariana, donde “amargo”, en arameo el idioma maternal de Jesús, pudo haber sido quizás “venenoso” o “dañino”.
En relación distinta, Jesús habla sobre un cordero, que fue sacrificado para ser consumido, y desgraciadamente aquí tampoco se puede determinar con seguridad, el sentido. Esta parte se puede leer en el evangelio de Tomás, que apareció aproximadamente 150 años d.C., y que fue encontrado por campesinos egipcios en 1945, en las cercanías de Nag Hammadi junto al río Nilo. En el verso 60 dice: “Vosotros aseguraos un lugar de reposo para que no os convirtáis en cadáveres y seáis devorados” (Fuente: Los Evangelios Apócrifos, por Aurelio De Santos Otero, BAC). Y un poco antes dice: “Fijad vuestra mirada en el Viviente mientras estáis vivos, no sea que luego muráis” (V. 59). Es posible que un pasaje del verso 61 esté “destruido o mutilado”. Presumiblemente, en el verso 60, Jesús se refiere a un “lugar de descanso interior”, respectivamente, una “paz interior”, que libera al hombre del circuito de matar y ser matado (frente al hombre y los animales). Además, Jesús, en el verso 59, pudo haber hecho una advertencia, no afanarse por un cordero sacrificado, como ejemplo, desear “alimento muerto”, si no esforzarse por una alimentación vegetariana viva, así como hace ya casi 2000 años enseñó en forma significativa: El asesinato de animales lleva a la muerte del hombre.
“Los molinos de Dios muelen lentos”, dice un proverbio. Pero hoy las crueldades del hombre con los animales retornan evidentemente cada vez más rápido sobre éste, si el humano no se arrepienta y de vuelta atrás.
Para los ex pescadores de entre los apóstoles de Jesús, este vuelco también significaba una cambio profesional: “haré que seáis pescadores de hombres” dice Jesús y ”dejando luego sus redes, le siguieron!” (Evangelio de Marcos 1, 17-18). Según el informe en el Evangelio de Lucas, Jesús se gana la confianza de los pescadores mediante una enorme recolección de peces, en contra de los vaticinios de los expertos pescadores. En el texto original griego, en relación a esto, dice, repetidamente [respectivamente “constantemente”] se habían desgarrado las redes, de manera que los peces podían liberarse, lo que también puede ser entendido simbólicamente: Los animales aman la libertad como los humanos. ¡Por esto aquellos debían terminar con la pesca!
Sin embargo la nueva traducción unitaria evangélica-católica (1984) ha elegido una traducción menos obvia, según la cual, las redes “amenazaban con romperse”, pero en la Biblia misma no dice nada, sobre si los apóstoles hayan asegurada y vendida la pesca. En otra parte la Biblia asevera, que Jesús habría multiplicado los peces para ser consumidos, paro también sobre esto, en el mensaje de Cristo “Esta es mi palabra” se puede aclarar esto. Ahí se informa, que Jesús no había creado peces vivos, “para que después fuesen sacrificados”. Según esto, crea peces muertos de la sustancia espiritual de la tierra y referente a esto dice. “Les di los peces muertos y les mandé comer al mismo tiempo el pan y los frutos, para que notaran la diferencia entre alimento vivo y muerto, entre alimentos de vibración alta y de vibración baja (completo en Das ist mein Wort, Este es mi Palabra] pág. 384)
En general se podría plantear la siguiente tesis: Los animales quieren servir a los humanos como a sus hermanos mayores, y del mismo modo, el hombre debería servir sus hermanos menores, los animales. Cuando Jesús vivió durante 40 días en el desierto “estaba con las fieras” (Marcos 1, 13) y de seguro que no los cazó con arco y flechas y tampoco les lanzó jabalinas, si no, él entiende sus lenguajes y vive en paz con ellos. Por un corto tiempo se hizo realidad lo que predijo el profeta Isaías siglos antes: “Y reposará sobre él el Espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría y de inteligencia … Morará el lobo con el cordero, y el leopardo con el cabrito se acostará … el becerro y el león y la bestia doméstica andarán juntos, y un niño los pastoreará” (11, 2 y 6).
Sin embargo la nueva traducción unitaria evangélica-católica (1984) ha elegido una traducción menos obvia, según la cual, las redes “amenazaban con romperse”, pero en la Biblia misma no dice nada, sobre si los apóstoles hayan asegurada y vendida la pesca. En otra parte la Biblia asevera, que Jesús habría multiplicado los peces para ser consumidos, paro también sobre esto, en el mensaje de Cristo “Esta es mi palabra” se puede aclarar esto. Ahí se informa, que Jesús no había creado peces vivos, “para que después fuesen sacrificados”. Según esto, crea peces muertos de la sustancia espiritual de la tierra y referente a esto dice. “Les di los peces muertos y les mandé comer al mismo tiempo el pan y los frutos, para que notaran la diferencia entre alimento vivo y muerto, entre alimentos de vibración alta y de vibración baja (completo en Das ist mein Wort, Este es mi Palabra] pág. 384)
En general se podría plantear la siguiente tesis: Los animales quieren servir a los humanos como a sus hermanos mayores, y del mismo modo, el hombre debería servir sus hermanos menores, los animales. Cuando Jesús vivió durante 40 días en el desierto “estaba con las fieras” (Marcos 1, 13) y de seguro que no los cazó con arco y flechas y tampoco les lanzó jabalinas, si no, él entiende sus lenguajes y vive en paz con ellos. Por un corto tiempo se hizo realidad lo que predijo el profeta Isaías siglos antes: “Y reposará sobre él el Espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría y de inteligencia … Morará el lobo con el cordero, y el leopardo con el cabrito se acostará … el becerro y el león y la bestia doméstica andarán juntos, y un niño los pastoreará” (11, 2 y 6).
Los primeros cristianos fueron vegetarianos
Nunca degustaron carne
¿La palabra de quien es válida?
La lucha por la verdad
Tiempos terribles para los animales
¿La palabra de quien es válida?
La lucha por la verdad
Tiempos terribles para los animales
A los animales se les hubiera ahorrado muchos sufrimientos, si se hubiera escuchado a Jesús de Nazaret, quién a sus seguidores les mandó, no comer más carne. Pero en los evangelios de la Biblia se encuentran pocas huellas sobre su relación con la naturaleza y los animales, a caso en el relato sobre los pájaros bajo el cielo, que no se preocupan (Mateo 6). O en la parábola de la mostaza, donde de una sola semilla nace un árbol entero, en el cual pueden anidar los pájaros. Así será también con el venidero reino de la paz, que al principio es pequeño como un grano de mostaza y más tarde “es la mayor de las hortalizas” (Mateo 12). Y si Jesús en el desierto durante 40 días “estaba con las fieras” (Marcos 1). Entonces se entreve quizás algo del gran plan del hombre de Nazaret, de reponer el antiguo paraíso en la Tierra. Como Jesús en forma práctica, ha tratado con los animales y cuales son los pasos que cada uno puede dar en esa dirección, lo informa la Biblia de modo muy deficiente o incluso en forma errónea. Por esto nos referimos también a fuentes antiguas extra bíblicas, en las cuales se puede conocer más y en forma más exacta, por ejemplo, si los cristianos siguieron el mandamiento de Jesús de no comer carne.
Muchas informaciones con respecto a este tema están recapitulados en el libro del investigador religioso Carl Anders Skriver, Die Lebensweise Jesu und der ersten Christen [El modo de vivir de Jesús y de los primeros cristianos] (Lübeck 1973), como por ejemplo, sobre Pedro, uno de los más conocidos apóstoles de Jesús. Skriver cita a Pedro según las Homilías Clementinas, Un escrito sobre el jefe comunal Clemente, que se originó alrededor del año 220 en Palestina. Según esto, Pedro declara, que vive de “pan y olivas” a los cuales en parte les agrega verduras (XII, 6). Algo parecido también se informa del apóstol Mateo. El padre de la iglesia Clemente de Alejandría (siglo 3), reconocido como fiable, tanto por amigos como enemigos, escribe sobre Mateo, que éste “vivía de alimentos vegetarianos y no tocaba carne” (Paidagogos [= “El pedagogo”, el primer libro ético cristiano] II. 1, 16), al igual como el apóstol Matías, quién después de la muerte de Judas fue incluido en el círculo de los doce apóstoles. Y el científico religioso Skriver complementa, que según la certificación de los escritores del siglo 2, que también los apóstoles Andrés, Felipe y Tomás, como los evangelistas Marcos y Lucas fueron vegetarianos.
Que al grupo original de los doce, prontamente también se unían también otros, que llevan la responsabilidad principal del cristianismo original, esto lo muestra el ejemplo de Jacobo, el hermano carnal de Jesús de Nazaret, el primer dirigente de la comunidad originaria. En la Biblia, junto a los apóstoles, simpatizantes de los animales, Pedro y Juan, es considerado como una de las tres “columnas”, que gozan de la respectiva estima. Sobre Jacobo escribe el padre de la iglesia Hegesipp (alrededor del año 180) “no bebió vino ni bebida fermentada; ni tocó carne” (Eusebio, Historia de la Iglesia II, 23, 5).
La manera de vida de los primeros cristianos en Palestina, para muchas personas es una piedra de escándalo. Pues antes como ahora, el templo con sus sacrificios diarios de animales, es el centro religioso y político de la sociedad. Y en cada una de las fiestas durante el año, se prescriben determinadas matanzas, y la ingesta de determinadas partes de carne, en las comidas festivas, no sólo es considerada como una costumbre de alimentación, si no, una obediencia frente a Dios, quién habría ordenado esto. Por esto la vida amigable con los animales de Jacobo y de la comunidad originaria es considerada como deserción de Dios y sus mandamientos – un reproche por cuya causa es asesinado Jacobo en el año 62 d.C., mediante lapidación de parte de los seguidores de los sacerdotes de Jerusalén. Su sucesor Simeón, un primo de Jesús, sigue fiel a esta tradición, para el bien de sus semejantes y los animales, al igual que el sucesor de éste Justo (desde 107) (Skriver, pág. 15). Entonces se puede concluir, que los primeros cristianos, por amor a los animales rechazaban los sacrificios y su ingesta.
Que al grupo original de los doce, prontamente también se unían también otros, que llevan la responsabilidad principal del cristianismo original, esto lo muestra el ejemplo de Jacobo, el hermano carnal de Jesús de Nazaret, el primer dirigente de la comunidad originaria. En la Biblia, junto a los apóstoles, simpatizantes de los animales, Pedro y Juan, es considerado como una de las tres “columnas”, que gozan de la respectiva estima. Sobre Jacobo escribe el padre de la iglesia Hegesipp (alrededor del año 180) “no bebió vino ni bebida fermentada; ni tocó carne” (Eusebio, Historia de la Iglesia II, 23, 5).
La manera de vida de los primeros cristianos en Palestina, para muchas personas es una piedra de escándalo. Pues antes como ahora, el templo con sus sacrificios diarios de animales, es el centro religioso y político de la sociedad. Y en cada una de las fiestas durante el año, se prescriben determinadas matanzas, y la ingesta de determinadas partes de carne, en las comidas festivas, no sólo es considerada como una costumbre de alimentación, si no, una obediencia frente a Dios, quién habría ordenado esto. Por esto la vida amigable con los animales de Jacobo y de la comunidad originaria es considerada como deserción de Dios y sus mandamientos – un reproche por cuya causa es asesinado Jacobo en el año 62 d.C., mediante lapidación de parte de los seguidores de los sacerdotes de Jerusalén. Su sucesor Simeón, un primo de Jesús, sigue fiel a esta tradición, para el bien de sus semejantes y los animales, al igual que el sucesor de éste Justo (desde 107) (Skriver, pág. 15). Entonces se puede concluir, que los primeros cristianos, por amor a los animales rechazaban los sacrificios y su ingesta.
Jesús de Nazaret, unos años antes había aclarado al pueblo, que las prescripciones sobre los sacrificios no provienen de Dios, si no de los sacerdotes, quienes imputaban esto a Dios. Y Jesús dijo: “He venido a abolir los sacrificios, y, si no dejáis de sacrificar, no se apartará de vosotros mi ira” (30, 16), donde la palabra “ira” se refiere a la acción negativa, que le sigue a la causa negativa de los sacrificios. Esta palabra de Jesús, esta documentado en el Evangelio ebionita del cristianismo originario (a comienzos del siglo 2), que la iglesia, aprox. 300 años después hizo destruir. Sólo algunas frases se conservaron, las cuales el padre de la iglesia católica Epifanio (315-403) en su libro Cajita de drogas contra toda enseñanza errónea (un título cínico) (Panarion omnium haeresium 30, 16, 4-5). Epifanio también informa, que a una pregunta suya formulada a los así llamados Ebionitas (Nombrados así por un hombre llamado Ebión), del porqué rechazaban estrictamente comer carne y todo tipo de culto de sacrificios, dijeron. Jesús lo habría dicho así (Panarion 30, 18, 9), un esencial antiguo certificado sobre la manera de pensar de Jesús de Nazaret.
Pero la gran mayoría de la humanidad prefiere escuchar a los sacerdotes, en vez de, al hombre de Nazaret. El templo, en el cual son sacrificados los animales, aún adquiere más importancia aún en los años 60, como una obra de arte. Casi al mismo tiempo comienza la rebelión contra los romanos. Este, sin embargo, termina en una catástrofe con más de 100 000 muertos y la destrucción del templo poco después de su terminación en el año 70 d.C. De entre los sobrevivientes algunos llegan a reflexionar, y en fuentes judías se puede leer: “Cuando fue destruido el templo, aumentaron los abstinentes en Israel, que no comían carne ni bebían vino” (Talmud, Baba Batra 60 b).
El fin de la guerra y del templo pudo haber significado un nuevo comienzo para la sociedad, también en su relación con los animales. Pero justamente, donde algunos, que se basan en Cristo y que por lo tanto son excluidos de las sinagogas, de las casa de oración que siguieron en pié, aflojan poco a poco los compromisos, y nuevamente se come carne. Así, por lo menos, se puede concluir de un documento sobre los cristianos en Palestina a comienzos del siglo 2, la famosa epístola del embajador Plinio al emperador Trajano. Plinio escribe a Roma “la carne de los sacrificios, para la cual hasta hace poco casi no hubo compradores, vuelve a encontrar venta en todos los lados” (Epistula X, 96).
Pero antes de que las personas en Palestina se hicieran llamar cristianos, y nuevamente habían comenzado con el consumo de carne, en otras partes del imperio romano se había rota la barrera protectora de los animales.
¿Cómo se llegó a esto? Después que, primeramente los cristianos tenían que defenderse contra los sacerdotes judíos y sus seguidores, ya en el año 50 se abre un nuevo frente. Un solitario, de nombre Pablo, comienza por cuenta propia a conquistar personas a favor de Cristo, fuera de Israel (ver al respecto el El Teólogo Nº 5). Ya que Pablo, como seguidor de los fariseos que perseguía a los seguidores de Jesús en Jerusalén, reinó primeramente una gran alegría por su conversión. Pero pronto se producen los conflictos entre la comunidad originario en Jerusalén y los neo convertidos, ya que Pablo en muchos aspectos se desvía de las enseñanzas de Jesús de Nazaret, por ejemplo, en su enseñanza que la fe es suficiente para la salvación del alma, mientras que Jesús siempre hace referencia a la acción (ver al respecto El Teólogo 8, comparación Nº 7).
Pero la gran mayoría de la humanidad prefiere escuchar a los sacerdotes, en vez de, al hombre de Nazaret. El templo, en el cual son sacrificados los animales, aún adquiere más importancia aún en los años 60, como una obra de arte. Casi al mismo tiempo comienza la rebelión contra los romanos. Este, sin embargo, termina en una catástrofe con más de 100 000 muertos y la destrucción del templo poco después de su terminación en el año 70 d.C. De entre los sobrevivientes algunos llegan a reflexionar, y en fuentes judías se puede leer: “Cuando fue destruido el templo, aumentaron los abstinentes en Israel, que no comían carne ni bebían vino” (Talmud, Baba Batra 60 b).
El fin de la guerra y del templo pudo haber significado un nuevo comienzo para la sociedad, también en su relación con los animales. Pero justamente, donde algunos, que se basan en Cristo y que por lo tanto son excluidos de las sinagogas, de las casa de oración que siguieron en pié, aflojan poco a poco los compromisos, y nuevamente se come carne. Así, por lo menos, se puede concluir de un documento sobre los cristianos en Palestina a comienzos del siglo 2, la famosa epístola del embajador Plinio al emperador Trajano. Plinio escribe a Roma “la carne de los sacrificios, para la cual hasta hace poco casi no hubo compradores, vuelve a encontrar venta en todos los lados” (Epistula X, 96).
Pero antes de que las personas en Palestina se hicieran llamar cristianos, y nuevamente habían comenzado con el consumo de carne, en otras partes del imperio romano se había rota la barrera protectora de los animales.
¿Cómo se llegó a esto? Después que, primeramente los cristianos tenían que defenderse contra los sacerdotes judíos y sus seguidores, ya en el año 50 se abre un nuevo frente. Un solitario, de nombre Pablo, comienza por cuenta propia a conquistar personas a favor de Cristo, fuera de Israel (ver al respecto el El Teólogo Nº 5). Ya que Pablo, como seguidor de los fariseos que perseguía a los seguidores de Jesús en Jerusalén, reinó primeramente una gran alegría por su conversión. Pero pronto se producen los conflictos entre la comunidad originario en Jerusalén y los neo convertidos, ya que Pablo en muchos aspectos se desvía de las enseñanzas de Jesús de Nazaret, por ejemplo, en su enseñanza que la fe es suficiente para la salvación del alma, mientras que Jesús siempre hace referencia a la acción (ver al respecto El Teólogo 8, comparación Nº 7).
In la Biblia este conflicto, descrito falsamente de la siguiente manera, como si la cuestión fuese, si un cristiano original debería adoptar todos los mandamientos y prescripciones culturales judías, aún cuando no fuese judío por su nacionalidad. A estos preceptos también pertenecía el consumo reducido de carne, que se orienta a determinadas “concepciones de pureza”. De cierto en Israel existe una agrupación como esta, que trata de unificar la creencia en Cristo y las ordenanzas judías, sin embargo, en el conflicto entre Pablo y los apóstoles se trata de otra cosa. Se trata de, si se toma a Jesús como modelo en todas las cosas que ha ordenado, como lo querían los apóstoles. O, si no es determinante lo que Jesús ensañaba en cada caso en particular, lo principal que se crea, que él nos ha salvado – como lo quería Pablo (Sobre este tema se habla en forma más detallada en El Teólogo Nº 5 - Como Pablo falsificó la enseñanza de Jesús).
De estas forma la comunidad original, hace tiempo había roto con los criterios culturales de los judíos, porque Jesús lo había enseñado así. A esto pertenece, que allí – en tanto que también se sigue a Jesús de Nazaret en este punto – por consideración y amor a los animales, ya no se come carne. Distinto es en las comunidades paulinas, que en su “redención” y “libertad en Cristo” también lo entiende como libertad para comer carne, y donde el hombre no tiene que preocuparse, como actuó Jesús de Nazaret. Pues, así dice Pablo: “Aun si a Cristo conocimos según la carne [es decir, como humano], ya no lo conocemos así” (2 Corintios 5, 16).
En el concilio de los apóstoles de Jerusalén (aprox. el año 50), finalmente se decide, darle a Pablo y a sus seguidores la siguiente condición: Si ya se toman la libertad, de consumir animales, entonces por lo menos, como es usual en el judaísmo, renunciar a carnes provenientes de cultos paganos, que aún contenga restos de sangre (Hechos 15, 20). La observancia de estas ordenanzas judías sobre la alimentación, según esto sería quizás una oferta de compromiso de la comunidad originaria de Jerusalén a la comunidad fundada por Pablo, que debería evitar que ambas corrientes se separen totalmente.
De estas forma la comunidad original, hace tiempo había roto con los criterios culturales de los judíos, porque Jesús lo había enseñado así. A esto pertenece, que allí – en tanto que también se sigue a Jesús de Nazaret en este punto – por consideración y amor a los animales, ya no se come carne. Distinto es en las comunidades paulinas, que en su “redención” y “libertad en Cristo” también lo entiende como libertad para comer carne, y donde el hombre no tiene que preocuparse, como actuó Jesús de Nazaret. Pues, así dice Pablo: “Aun si a Cristo conocimos según la carne [es decir, como humano], ya no lo conocemos así” (2 Corintios 5, 16).
En el concilio de los apóstoles de Jerusalén (aprox. el año 50), finalmente se decide, darle a Pablo y a sus seguidores la siguiente condición: Si ya se toman la libertad, de consumir animales, entonces por lo menos, como es usual en el judaísmo, renunciar a carnes provenientes de cultos paganos, que aún contenga restos de sangre (Hechos 15, 20). La observancia de estas ordenanzas judías sobre la alimentación, según esto sería quizás una oferta de compromiso de la comunidad originaria de Jerusalén a la comunidad fundada por Pablo, que debería evitar que ambas corrientes se separen totalmente.
¿Qué sucedió ahora con este acuerdo? Para empezar, Pablo está dispuesto, limitarse personalmente e incluso en sus cartas, por amor a los vegetarianos renunciar totalmente al consumo de carne; lo hace por amor a sus correligionarios de fe, que no se atreven a comer carne, ya que esta anteriormente fue sacrificado a los dioses paganos (El amor por las animales y temores de cultos, posiblemente estaban juntos como posibles renuncias a la carne). Pablo los considera como “débiles de fe”, sobre los cuales habría que tener ninguna consideración. “El débil no come carne” (Romanos 14, 2). Y “Bueno es no comer carne, ni beber vino, ni nada en que tu hermano tropiece, o se ofenda, o se debilite” (Romanos 14, 21). En otra parte anima a los hombres, tomarse la libertad, para comer de todo “que se vende en la carnicería” (1era de Corintios 10, 25). Con esto Pablo no se atiene a la imposición, y su mensaje-“Cristo”, es adaptado totalmente a los círculos de elite del imperio Romano, donde el consumo de carne es usual. Pero esto se pondrá peor aún.
Pablo mismo o uno de sus alumnos, quién escribe bajo el nombre de “Pablo”, redacta una Epístola a Timoteo, en la, éste es advertido de las “doctrinas de demonios” de los “mentirosos”: Estos estarían ordenando, evitar alimentos, los cuales según el convencimiento de Pablo, respectivamente, de su alumno, fueron creados por Dios, para que ellos “con acción de gracias participasen de ellos los creyentes y los que han conocido la verdad.” Porque todo lo que Dios creó es bueno, y nada es de desecharse, si se toma con acción de gracias (1era a Timoteo 4, 1-5). El consumo de animales, entonces es bueno, si se – sencillamente hablando – no se olvide la oración previa. Así, es interpretada esta cita bíblica hasta ahora, ¿y si en relación a esto, se refiere al ser h u m a n o que también fue “creado” por Dios? ¿No podría ocurrirse a alguien, apelando a la Biblia, querer santificar “carne humana”, agradeciendo y rezando por esto a Dios? (El “caníbal de Rothenburg”, Armin Meiwes, al comerse a su amigo Bernd Brandes, recordaba la santa cena, donde una oblea hecha de harina es transformada previamente en la “sustancia “carne”, y le es ofrecido al creyente como el supuesto “cuerpo de Cristo”).
¿Qué ha querido decir el autor de la carta a Timoteo, cuando escribe: “nada es de desecharse, si se toma con acción de gracias”? Si se consulta el diccionario estándar Religion in Geschichte und Gegenwart [Religión en la historia y el presente], entonces la carta a Timoteo se dirige contra la “extensa corriente ascética-vegetariana dentro de la comunidad, que recomendaba la renuncia al consumo de carne, pero que se convertía en herética, donde lo exigía (citado según Skriver). Hasta aquí la interpretación eclesial.
Sin embargo, si se investiga las numerosas fuentes extra bíblicas, entonces la manera de vivir no es sólo una “extensa corriente”, si no la “corriente principal”. Y, por lo tanto, en frente a esto los “engañadores” son Pablo y sus alumnos; y en cuya sucesión la iglesia oficial, hasta hoy, observan el consumo de carne como inofensivo e incluso lo apoyan.
Carl Anders Skriver escribe al respecto: “Uno no se imagina, la clase de combate de aniquilación se ha llevado contra esta verdad vegetariana en el cristianismo, desde 2000 años hasta incluso la ciencia de hoy día”
Este combate, por ejemplo, lleva a que la reunión eclesial de Ancyra en el año 314 determina por decreto. “que aquellos, que fueron sacerdotes y diáconos y se abstenían de consumir carne, deberían probarla, y de este modo, si quisieran, vencerse a si mismos, pero si mostraran rechazo, de comer carne ni siquiera mezclado con verduras … alejarlos del servicio” (citado según Johannes Schümmer, Die altchristliche Fastenpraxis [La antigua practica cristiana del ayuno], Münster 1933, pág. 32). Pero no iba a quedar con la prohibición del ejercicio de la profesión.
El Dios de la iglesia, ya en el Nuevo Testamente de la Biblia provocó el cruel destino, tanto de los animales como también de los distinto pensantes, lo que se refiere a los animales, se muestra hoy [siglo 21] a toda las personas que quieren verlo. Así por ejemplo, en la 2da epístola de Pedro, los que piensan de manera diferente, son comparados con los “animales irracionales” nacidos para presa y destrucción, perecerán en su propia perdición (2da epístola 2, 12). En el Antiguo Testamento (ver El Teólogo 8 (1d)) y donde los griegos, con los animales por lo menos hay alguna excepciones, mientras que en el Nuevo testamento no hay clemencia con los animales.
Pablo mismo o uno de sus alumnos, quién escribe bajo el nombre de “Pablo”, redacta una Epístola a Timoteo, en la, éste es advertido de las “doctrinas de demonios” de los “mentirosos”: Estos estarían ordenando, evitar alimentos, los cuales según el convencimiento de Pablo, respectivamente, de su alumno, fueron creados por Dios, para que ellos “con acción de gracias participasen de ellos los creyentes y los que han conocido la verdad.” Porque todo lo que Dios creó es bueno, y nada es de desecharse, si se toma con acción de gracias (1era a Timoteo 4, 1-5). El consumo de animales, entonces es bueno, si se – sencillamente hablando – no se olvide la oración previa. Así, es interpretada esta cita bíblica hasta ahora, ¿y si en relación a esto, se refiere al ser h u m a n o que también fue “creado” por Dios? ¿No podría ocurrirse a alguien, apelando a la Biblia, querer santificar “carne humana”, agradeciendo y rezando por esto a Dios? (El “caníbal de Rothenburg”, Armin Meiwes, al comerse a su amigo Bernd Brandes, recordaba la santa cena, donde una oblea hecha de harina es transformada previamente en la “sustancia “carne”, y le es ofrecido al creyente como el supuesto “cuerpo de Cristo”).
¿Qué ha querido decir el autor de la carta a Timoteo, cuando escribe: “nada es de desecharse, si se toma con acción de gracias”? Si se consulta el diccionario estándar Religion in Geschichte und Gegenwart [Religión en la historia y el presente], entonces la carta a Timoteo se dirige contra la “extensa corriente ascética-vegetariana dentro de la comunidad, que recomendaba la renuncia al consumo de carne, pero que se convertía en herética, donde lo exigía (citado según Skriver). Hasta aquí la interpretación eclesial.
Sin embargo, si se investiga las numerosas fuentes extra bíblicas, entonces la manera de vivir no es sólo una “extensa corriente”, si no la “corriente principal”. Y, por lo tanto, en frente a esto los “engañadores” son Pablo y sus alumnos; y en cuya sucesión la iglesia oficial, hasta hoy, observan el consumo de carne como inofensivo e incluso lo apoyan.
Carl Anders Skriver escribe al respecto: “Uno no se imagina, la clase de combate de aniquilación se ha llevado contra esta verdad vegetariana en el cristianismo, desde 2000 años hasta incluso la ciencia de hoy día”
Este combate, por ejemplo, lleva a que la reunión eclesial de Ancyra en el año 314 determina por decreto. “que aquellos, que fueron sacerdotes y diáconos y se abstenían de consumir carne, deberían probarla, y de este modo, si quisieran, vencerse a si mismos, pero si mostraran rechazo, de comer carne ni siquiera mezclado con verduras … alejarlos del servicio” (citado según Johannes Schümmer, Die altchristliche Fastenpraxis [La antigua practica cristiana del ayuno], Münster 1933, pág. 32). Pero no iba a quedar con la prohibición del ejercicio de la profesión.
El Dios de la iglesia, ya en el Nuevo Testamente de la Biblia provocó el cruel destino, tanto de los animales como también de los distinto pensantes, lo que se refiere a los animales, se muestra hoy [siglo 21] a toda las personas que quieren verlo. Así por ejemplo, en la 2da epístola de Pedro, los que piensan de manera diferente, son comparados con los “animales irracionales” nacidos para presa y destrucción, perecerán en su propia perdición (2da epístola 2, 12). En el Antiguo Testamento (ver El Teólogo 8 (1d)) y donde los griegos, con los animales por lo menos hay alguna excepciones, mientras que en el Nuevo testamento no hay clemencia con los animales.
La resistencia contra la alimentación vegetariana
Tartas o saltamontes
¿Nacidos para ser carneados?
Plomo en la garganta
Pequeños cambios ...
¿Una confusión?
Perseguido y asesinado
Una advertencia enfática
Tartas o saltamontes
¿Nacidos para ser carneados?
Plomo en la garganta
Pequeños cambios ...
¿Una confusión?
Perseguido y asesinado
Una advertencia enfática
“Uno no se imagina, el combate de aniquilación, que se llevó a cabo contra esta verdad vegetariana en el cristianismo durante 2000 años”, escribe el conocido teólogo Carl Anders Skriver, en su libro La manera de vivir de Jesús y de los primeros cristianos (Lübeck 1973). De esta forma a las personas hoy en día, ya no les es conocido, que Jesús y los primeros cristianos también fueron amigos de los animales y renunciaban al consumo de carne (ver también capítulo 1 y capítulo 2 de la serie Verheimlichte Quellen [Fuentes ocultas]). A continuación algunos ejemplos seleccionados, como esta comprensión fue combatido por las iglesias.
Una fuerte controversia libraron los ebionitas provenientes de los cristianos originarios, con respecto a este tema, en el año 400, con el combatiente eclesial de los herejes de aquel entonces (el actual comisionado de sectas), Epifanio. Los ebionitas no comen carne y se basan en Jesús de Nazaret, quién habría ordenado esto (Epiphanius, Panarion omnium haeresium 30, 18, 9). También el antecesor de Jesús, Juan el Bautista, de acuerdo a los ebionitas no consumía carne. Puesto que, en el evangelio ebionita, nombrado así según aquellos, sobre él dice: “Comía miel silvestre, cuyo aroma sabía a maná, igual a un pastel sumergido en aceite.”
El Evangelio de los ebionitas, que fue redactado por el año 110, es notoriamente más antiguo que los manuscritos de los evangelios bíblicos conservados hasta ahora y fue destruido en forma completa por la iglesia católica. Que hoy día aún conozcamos algunas frases, se lo “debemos” al comisionado de sectas Epifanio quién, ante todo, se hizo famoso por combatir al conocido maestro de la Biblia, Origenes. Epifanio acusa a los ebionitas de “mentirosos”, en su libro Panarion omium haeresium (= Botiquín [cajita de remedios] contra toda enseñanza errónea), y el hombre de la iglesia, cita por esta razón el evangelio aún conservado en esa época. Juan no se habría alimentado – como ahí se cita – de pastel de aceite (en griego enkris), si no de saltamontes (griego akris), como dice en el Evangelio de Mateo oficialmente reconocido por la iglesia. El reproche de la “mentira” es, sin embardo, recíproco. Ya que el evangelio ebionita advierte, que los manuscritos del evangelio de Mateo, que estaban cursando en esa época, declarados posteriormente como “palabra de Dios”, fueron “falsificados y mutilados”. ¿Enkris o akris – cual fue la palabra original? ¿Y quien miente? Lo que si es seguro – que el padre de la iglesia Jerónimo, a finales del año 400, informa sobre esto –, que para la iglesia oficial en formación se trata, de torcer más y más las muchas tradiciones existentes, en el sentido de ella.
El Evangelio de los ebionitas, que fue redactado por el año 110, es notoriamente más antiguo que los manuscritos de los evangelios bíblicos conservados hasta ahora y fue destruido en forma completa por la iglesia católica. Que hoy día aún conozcamos algunas frases, se lo “debemos” al comisionado de sectas Epifanio quién, ante todo, se hizo famoso por combatir al conocido maestro de la Biblia, Origenes. Epifanio acusa a los ebionitas de “mentirosos”, en su libro Panarion omium haeresium (= Botiquín [cajita de remedios] contra toda enseñanza errónea), y el hombre de la iglesia, cita por esta razón el evangelio aún conservado en esa época. Juan no se habría alimentado – como ahí se cita – de pastel de aceite (en griego enkris), si no de saltamontes (griego akris), como dice en el Evangelio de Mateo oficialmente reconocido por la iglesia. El reproche de la “mentira” es, sin embardo, recíproco. Ya que el evangelio ebionita advierte, que los manuscritos del evangelio de Mateo, que estaban cursando en esa época, declarados posteriormente como “palabra de Dios”, fueron “falsificados y mutilados”. ¿Enkris o akris – cual fue la palabra original? ¿Y quien miente? Lo que si es seguro – que el padre de la iglesia Jerónimo, a finales del año 400, informa sobre esto –, que para la iglesia oficial en formación se trata, de torcer más y más las muchas tradiciones existentes, en el sentido de ella.
En los primeros siglos, en los círculos eclesiásticos como criterio de la verdad, valía cunado una escritura provenía de un apóstol. Una procedencia así también se puede simular, para reivindicar, por ejemplo, un lugar en la Biblia en formación, de un determinado escrito. Esto es evidente en el caso con la segunda epístola de Pedro, que supuestamente proviene del apóstol Pedro y, que por lo tanto, fue declarado por la iglesia como “palabra de Dios”. Pero la ciencia que estudia el nuevo testamento, está bastante segura, que esta carta no proviene de Pedro – pero muy raras veces se habla de una “falsificación”, si no, se prefiere el hermoseante concepto “seudo epigrafía”.
¿Y que aporta esta falsificada carta, elevada por la iglesia como “palabra de Dios”, al tema? El redactor con ocasión de insultar a los que piensan de manera diferente, deja entrever, lo que piensa de los animales. Las supuestas enseñanzas erróneas serían como “animales irracionales, destinados por naturaleza para ser cazados” (2da de Pedro 2, 12) – una perversión de la enseñanza de Jesús y su apóstol Pedro, quien según antiguas fuentes se alimentaba en forma vegetariana de “pan y aceite de olivas”, a los cuales “a veces le agregaba verduras” (Homilías de Clemente XII, 6; ver también la falsificación en Los hechos de los Apóstoles 11, 7-9).
¿Y que aporta esta falsificada carta, elevada por la iglesia como “palabra de Dios”, al tema? El redactor con ocasión de insultar a los que piensan de manera diferente, deja entrever, lo que piensa de los animales. Las supuestas enseñanzas erróneas serían como “animales irracionales, destinados por naturaleza para ser cazados” (2da de Pedro 2, 12) – una perversión de la enseñanza de Jesús y su apóstol Pedro, quien según antiguas fuentes se alimentaba en forma vegetariana de “pan y aceite de olivas”, a los cuales “a veces le agregaba verduras” (Homilías de Clemente XII, 6; ver también la falsificación en Los hechos de los Apóstoles 11, 7-9).
Pero esto empeora. En los tiempos que ahora siguen, el asunto no sólo queda con el asesinato de imagen de los cristianos originarios o comunidades individuales, las cuales, por ejemplo, fueron calumniadas en la 2da. Carta de Pedro. Los asesinos de animales eclesiales, pronto también se transforman en homicidas. Un ejemplo, para esto se relata donde Constantino, quién a partir del año 313, privilegiaba masivamente a la iglesia católica y hace perseguir al movimiento de los cristianos originarios, a partir de 326, aún cuando él recién en su lecho de muerte se convirtió al catolicismo. En este año fue decretado por él la así llamada “ley herética”. Que prohíbe todo tipo de reuniones de cristianos, también las privadas, que difieren del catolicismo. Aquel que a partir de este momento ponía a disposición una habitación a los cristianos originarios para reuniones, la casa, de éste deberá ser traspasada a la iglesia católica-romana. De Constantino se relata, que a los que renunciaban al alcohol y que se alimentaban vegetarianamente y que “enseñaban doctrinas falsas”, les hacía verter plomo derretido en la garganta (Carsten Strehlow, Vegetarismus/Veganismus als Bestandteil des Christentums [Vegetarianismo/veganismo como parte del cristianismo], Berlín 2000).
En el combate contra la “falsa doctrina vegetariana”, la iglesia ya había adquirido tenía experiencia. Así en el siglo 2 una parte del credo en el oriente del imperio romano, por ejemplo, dice, que los nuevos feligreses al entrar en la iglesia debían pronunciar: “Yo maldigo a los nazarenos, los testarudos, que niegan, la ley de sacrificios que fue dada por Moisés, y que se abstienen de comer criaturas vivientes y que nunca ofrecen un sacrificio”. Esta declaración de fe le fue agregado a los Recuerdos Clementitos (citado según el libro del investigador de Qumran Hugh J. Schonfield, Die Essener [Los Esenos], Fulda 1985, pág. 99, que a su vez, hace referencia al conocido clásico de James Parkes, The Conflict of the Church and the Synagogue, London 1934, pág. 398). Los Recuerdos Clementinos, evidentemente son nombrados donde al padre de la iglesia Hegesipo (aprox. año 180). A los judíos recién convertidos, no se les exigió una claro distanciamiento de los “nazarenos”, una de las muchas comunidades cristianas originarias o judías que fueron combatidos por la iglesia, y que fueron mencionados en numerosas denominaciones.
Acoplando a esto, la inquisición eclesiástica del medioevo cuelga a las personas, que se niegan matar animales. Como comprobación de su creencia, un sospechoso debe matar públicamente a un animal. Del año 1051 se relata, que la convención de obispos de Goslar, impuso la pena de muerte a algunos cristianos originales que se negaban matar gallinas (Graf von Hoensbroech, Das Papsttum in seiner sozial-kulturellen Wirksamkeit, [El papado en su actividad social-cultural], Leipzig 1904, pág. 35). Como sospechosos ya se consideraba el “aspecto pálido, lo que se relacionaba con la alimentación vegetariana (Carsten Strehlow, Vegetarismus/Veganismus als Bestandteil des Christentums [Vegetarianismo/veganismo como parte del cristianismo], Berlín 2000, pág. 55). Y mientras que en el imperio Romano oriental donde el consumo de embutidos aun es prohibido, lo alienta el cristianismo occidental con ahínco, y la situación para los animales empeora cada vez más. Así, por parte de los santos eclesiales Agustino y Tomás de Aquino se les deniega a los animales un alma inmortal. Con esto automáticamente son excluidos de la salvación de Cristo. Y en este ámbito, se crean los gremios de los carniceros eclesiales, y los vegetarianos son acosados y perseguidos. Una base para esto es el Anatema del papa Juan III (561-574) en el primer sínodo de Braga/Portugal “Si alguien considera como impuro alimentarse de carne, que Dios le ha dado al hombre para su consumo … renuncia a ella … éste sea excomulgado” (Cod. Alderspac. 184 membranac. Saec. XIV., citado según Ignaz von Döllinger, Beiträge zur Sektengeschichte des Mittelalters [Aportes a la historia de las sectasdel medioevo], Tomo 2, Munich 1890, pág. 295). Una excomulgación papal es una especia de condena a muerte, ya que tenía como consecuencia la proscripción. El condenado es excluido de la sociedad, pierde todos sus derechos y cualquiera lo puede matar sin ser castigado.
¿Y que les sucede a los animales? En honor “san” Vicente, por ejemplo, cada año se lanza, desde la torre de la iglesia en Manganeso de la Polvorosa, una cabra viva. En otros lugares, en honor del santo patrono del lugar, arrean innumerables toros por las calles y que al final de las festividades son degollados. Estas crueles costumbres y tradiciones se originan en las poblaciones católicas. Además a esto, para navidad y pascua, en todos los países religiosamente acuñados, se consumen innumerables animales atrozmente engordados, y en Francia, mayoritariamente católica, la asamblea nacional en el año 2005 declaró como herencia cultural el “Foie de grass”, donde primero los gansos son “atiborrados”, alimentados forzosamente mediante medios terriblemente crueles. Mientras que la enseñanza católica está empeñada, justificar teológicamente, en parte el terrible comportamiento de los humanos frente a los animales, (por ejemplo Catecismo católico 2417 y 2418), mientras que en la teología evangélica, este tema es mayoritariamente ignorado. Quizás sea también una razón de psicología profunda, el terrible trato de parte de las iglesias con los animales, ya que estos no son católicos, ni evangélicos, si no solamente criaturas de Dios.
En el combate contra la “falsa doctrina vegetariana”, la iglesia ya había adquirido tenía experiencia. Así en el siglo 2 una parte del credo en el oriente del imperio romano, por ejemplo, dice, que los nuevos feligreses al entrar en la iglesia debían pronunciar: “Yo maldigo a los nazarenos, los testarudos, que niegan, la ley de sacrificios que fue dada por Moisés, y que se abstienen de comer criaturas vivientes y que nunca ofrecen un sacrificio”. Esta declaración de fe le fue agregado a los Recuerdos Clementitos (citado según el libro del investigador de Qumran Hugh J. Schonfield, Die Essener [Los Esenos], Fulda 1985, pág. 99, que a su vez, hace referencia al conocido clásico de James Parkes, The Conflict of the Church and the Synagogue, London 1934, pág. 398). Los Recuerdos Clementinos, evidentemente son nombrados donde al padre de la iglesia Hegesipo (aprox. año 180). A los judíos recién convertidos, no se les exigió una claro distanciamiento de los “nazarenos”, una de las muchas comunidades cristianas originarias o judías que fueron combatidos por la iglesia, y que fueron mencionados en numerosas denominaciones.
Acoplando a esto, la inquisición eclesiástica del medioevo cuelga a las personas, que se niegan matar animales. Como comprobación de su creencia, un sospechoso debe matar públicamente a un animal. Del año 1051 se relata, que la convención de obispos de Goslar, impuso la pena de muerte a algunos cristianos originales que se negaban matar gallinas (Graf von Hoensbroech, Das Papsttum in seiner sozial-kulturellen Wirksamkeit, [El papado en su actividad social-cultural], Leipzig 1904, pág. 35). Como sospechosos ya se consideraba el “aspecto pálido, lo que se relacionaba con la alimentación vegetariana (Carsten Strehlow, Vegetarismus/Veganismus als Bestandteil des Christentums [Vegetarianismo/veganismo como parte del cristianismo], Berlín 2000, pág. 55). Y mientras que en el imperio Romano oriental donde el consumo de embutidos aun es prohibido, lo alienta el cristianismo occidental con ahínco, y la situación para los animales empeora cada vez más. Así, por parte de los santos eclesiales Agustino y Tomás de Aquino se les deniega a los animales un alma inmortal. Con esto automáticamente son excluidos de la salvación de Cristo. Y en este ámbito, se crean los gremios de los carniceros eclesiales, y los vegetarianos son acosados y perseguidos. Una base para esto es el Anatema del papa Juan III (561-574) en el primer sínodo de Braga/Portugal “Si alguien considera como impuro alimentarse de carne, que Dios le ha dado al hombre para su consumo … renuncia a ella … éste sea excomulgado” (Cod. Alderspac. 184 membranac. Saec. XIV., citado según Ignaz von Döllinger, Beiträge zur Sektengeschichte des Mittelalters [Aportes a la historia de las sectasdel medioevo], Tomo 2, Munich 1890, pág. 295). Una excomulgación papal es una especia de condena a muerte, ya que tenía como consecuencia la proscripción. El condenado es excluido de la sociedad, pierde todos sus derechos y cualquiera lo puede matar sin ser castigado.
¿Y que les sucede a los animales? En honor “san” Vicente, por ejemplo, cada año se lanza, desde la torre de la iglesia en Manganeso de la Polvorosa, una cabra viva. En otros lugares, en honor del santo patrono del lugar, arrean innumerables toros por las calles y que al final de las festividades son degollados. Estas crueles costumbres y tradiciones se originan en las poblaciones católicas. Además a esto, para navidad y pascua, en todos los países religiosamente acuñados, se consumen innumerables animales atrozmente engordados, y en Francia, mayoritariamente católica, la asamblea nacional en el año 2005 declaró como herencia cultural el “Foie de grass”, donde primero los gansos son “atiborrados”, alimentados forzosamente mediante medios terriblemente crueles. Mientras que la enseñanza católica está empeñada, justificar teológicamente, en parte el terrible comportamiento de los humanos frente a los animales, (por ejemplo Catecismo católico 2417 y 2418), mientras que en la teología evangélica, este tema es mayoritariamente ignorado. Quizás sea también una razón de psicología profunda, el terrible trato de parte de las iglesias con los animales, ya que estos no son católicos, ni evangélicos, si no solamente criaturas de Dios.
Ya que el tema “animales”, respectivamente “sufrimiento animal” no aparece en el catecismo evangélico, no es de extrañar, que gustosamente se trata de ocultar las huellas de la amistad hacia los animales del cristianismo original. Por ejemplo, en la obra de Eduard Hennecke, Neutestamentliche Apokryphen [Apócrifos neotestamentarios], (segunda edición, 1924) se cita al padre de la iglesia Hegesipo (aprox. año 180). Este testigo escribe aquí sobre el hermano de Jesús Jacobo, el primer líder de la comunidad original de Jerusalén: “Él no consumió vino ni bebidas embriagadores”. Pero el profesor Hennecke cita esta fuente sólo en forma parcial, a lo que Carl Anders Skriver, llama la atención, ya que donde Hegesipo se sigue leyendo “… y no comió nada, que tenía alma.” En la 6ta. Edición (1990), mientras tanto se cita nuevamente el texto en su forma completa.
PS: En la biblioteca de los padres de la iglesia, esta parte es traducida como “… él tampoco comió carne” (http://www.unifr.ch/bkv/).
PS: En la biblioteca de los padres de la iglesia, esta parte es traducida como “… él tampoco comió carne” (http://www.unifr.ch/bkv/).
Pero lo que a muchos teólogos no les cabe en sus conceptos, posiblemente es puesto en duda, aún cuando la fuente es inequívoca. Así, por ejemplo, supone el teólogo evangélico Walter Bauer (siglo 20), profesor y editor de la obra estándar Handbuch zum Neuen Testament (Manual para el Nuevo Testamento), a caso, el padre de la iglesia Clemente de Alejandría (siglo 2), no haya confundido los nombres de los apóstoles (según Skriver, pág. 15). El escribe: “La opinión, que él [Mateo] haya sido un rigurosos vegetariano (Paidagogos II, 1.16: “Mateo vivía de semillas, frutos de los árboles y verduras sin carne”), tiene posiblemente su base en una confusión con el apóstol Matías …” Pero en antiguas fuentes se puede leer, que ambos, Mateo y Matías, fueron vegetarianos, y no sólo ellos. Según todo parecer no existen testimonios antiguos, que aún sólo un apóstol haya comido carne (a excepción del apartado Pablo). En frente a esto en muchos relatos dice que ellos renunciaban a la carne.
Este conocimiento sobre la manera de vivir de Jesús y de los apóstoles, se arrastra subyacentemente por toda la historia de la cristiandad y constantemente encuentra nuevos seguidores. Otro ejemplo son los cátaros que se alimentaban vegetarianamente, que vivían en el medioevo en el sur de Francia. Ellos – como muchos otros cristianos originales – son cruelmente perseguidos y asesinados.
Hoy se puede considerar la tenencia masiva de animales a nivel mundial y el record de ensayos con animales, como cruel remate de la tradición eclesial, que ha separado al hombre, como “imagen de Dios”, de la naturaleza y los animales. Y como culminación de todo, a esto se puede agregar, que en el año 2000 la mayoría de los parlamentarios de los así llamados partidos C en Alemania (“c” de “cristiano”) CDU y CSU (por sus siglas en alemán), se negaron a aprobar la incorporación la protección de los animales en la constitución alemana. Recién en el año 2002 se encontró una mayoría en estos partidos y la constitución pudo ser ampliada con la protección a los animales. Pero como una consecuencia de la falta del derecho fundamental, a comienzos del año 2002 fue abolida la prohibición de la matanza sin anestesia, para carniceros musulmanes. Al mismo tiempo, también a los carniceros judíos les fue permitido faenar animales. Y también de otra manera, a pesar de la ampliación de la constitución, para los animales prácticamente no ha cambiado nada.
Hoy se puede considerar la tenencia masiva de animales a nivel mundial y el record de ensayos con animales, como cruel remate de la tradición eclesial, que ha separado al hombre, como “imagen de Dios”, de la naturaleza y los animales. Y como culminación de todo, a esto se puede agregar, que en el año 2000 la mayoría de los parlamentarios de los así llamados partidos C en Alemania (“c” de “cristiano”) CDU y CSU (por sus siglas en alemán), se negaron a aprobar la incorporación la protección de los animales en la constitución alemana. Recién en el año 2002 se encontró una mayoría en estos partidos y la constitución pudo ser ampliada con la protección a los animales. Pero como una consecuencia de la falta del derecho fundamental, a comienzos del año 2002 fue abolida la prohibición de la matanza sin anestesia, para carniceros musulmanes. Al mismo tiempo, también a los carniceros judíos les fue permitido faenar animales. Y también de otra manera, a pesar de la ampliación de la constitución, para los animales prácticamente no ha cambiado nada.
Mientras tanto la situación histórica mundial ha cambiado en muchos aspectos, y la naturaleza y los animales pertenecen cada vez menos al hombre “caníbal”. Las catástrofes naturales tienen un notorio aumento, y las enfermedades y epidemias causadas por el consumo de carne van en constante crecimiento a nivel mundial. Constantemente, en la historia hubo intentos de sacudir a la humanidad embrutecida y animalmente caníbal, contra la resistencia de la teología y de la iglesia. Así también hoy, de parte de muchos grupos de gentes y personas individuales, se advierte en forma enfática, de no continuar con el comportamiento bestial frente al mundo animal. Ya que los animales sufren y sienten como nosotros los humanos, en mayor o menor grado según su estado de conciencia. Para el causante de este sufrimiento, el ser humano, esto más temprano o tarde significa: Lo que siembra, esto lo cosechará, así la advertencia. Concretamente: Lo que el hombre le hace a los animales, recaerá sobre éste y le será hecho – si no se arrepienta a tiempo y seriamente y lo pone de manifiesto con un nuevo comportamiento.
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