¿Es el Domingo el “Día del Señor”?

SHABAT O DOMINGO ECLESIÁSTICO 1era parte de 2

LOS PADRES DE LA CRISTIANDAD ECLESIÁSTICA

SUSTITUYERON EL SHABATPOR EL DOMINGO ECLESIÁSTICO 

1era PARTE DE 2

Este es un analisis, el cual es sumario de:
1.- "Del Shabat al Domingo: Investigación histórica de la observancia del domingo en el cristianismo"
2.- Roma: The Pontifical Gregorian
1.- Sínodo de Dort (1619),
1.- La Confesión de Westminster (1647)
1.- Gisbertus Voetius (m. 1676)

La cuestión de cómo y cuándo el primer día de la semana (el domingo) llegó a ser adoptado por la mayoría de los cristianos como día de reposo y culto, en lugar del Shabat ordenado por YHWH en las Escrituras, ha sido ampliamente debatida.
Sobre todo en estos últimos años, numerosos estudios, incluyendo varias tesis doctorales, han vuelto a plantear este importante problema.

Estos renovados esfuerzos por averiguar las bases bíblicas e históricas del origen de la observancia del domingo reflejan el deseo de devolverle su vigencia y validez en un tiempo en que las presiones sociales y económicas están amenazando su supervivencia.

PANORAMA HISTÓRICO SOBRE EL ORIGEN DEL DOMINGO 

La adopción de la observancia del domingo en lugar del Shabat ha sido tradicionalmente atribuida a la autoridad eclesiástica, antes que a un precepto o mandato bíblico.

Tomás de Aquino, (m.1274), por ejemplo, afirma categóricamente: "En la nueva ley la observancia del día del Señor tomó el lugar de la observancia del sábado, no en virtud del precepto (el cuarto mandamiento) sino por institución de la Iglesia "

La misma opinión fue reiterada tres siglos después en el Catecismo del Concilio de Trento (1566), que dice: "Ha parecido bien a la iglesia de Dios que la celebración del Shabat fuese transferida al día del Señor" .

Durante las controversias teológicas del siglo XVI, los teólogos católicos apelaron frecuentemente al origen eclesiástico del domingo para demostrar el poder que tenía la Iglesia para introducir leyes y ceremonias.
Algunos ecos de tales controversias pueden ser detectados hasta en la famosa Confesión de Augsburgo (1530), en la que Lutero declara: "Ellos (los católicos) alegan que el Shabat ha sido cambiado por el domingo, aparentemente en contra del Decálogo.  No hay un ejemplo al que se refieran más a menudo que al cambio del día de reposo. Y dicen, ¡grande es el poder de la Iglesia, puesto que ha anulado uno de los Diez Mandamientos!"

La Confesión de Augsburgo reconoce el origen post-bíblico y eclesiástico del domingo, y acepta el derecho de la iglesia a introducir ciertas leyes, como la observancia del domingo, pero niega que la Iglesia tenga autoridad para hacer de la observancia del día de reposo algo "necesario para la salvación".

Calvino también considero el domingo como una institución más humana que divina.

En su "Institución de la Religión Cristiana" dice lo siguiente: "Por haberse convertido en soporte de la superstición, la fiesta judía (HEBREA) fue abolida; y como algo necesario para mantener la decencia, el orden y la paz en la Iglesia... los primeros cristianos substituyeron el Shabat por el que hoy llamamos día del Señor."

En los siglos que siguieron a la Reforma se han enfrentado dos puntos de vista opuestos en cuanto al origen y la naturaleza del domingo. El primero pretende que el domingo fue instituido por iniciativa divina en los primeros tiempos del cristianismo para conmemorar la resurrección del Señor, ocurrida el primer día de la semana. Sus partidarios defienden el domingo como el legítimo substituto del Shabat, por lo que lo apoyan con ayuda del cuarto mandamiento. Entre los numerosos teólogos y documentos confesionales que han aceptado esta posición, destacan:

Erasmo (m. 1536)
Teodoro de Beza (m. 1605)
La Segunda Confesión Helvética (1566)
Nicolas Bownde (m. 1607)
Antonio Walaeus (m. 1639)
Hamon L'Estrange (1641)
El Sínodo de Dort (1619)
La Confesión de Westminster (1647)
Gisbertus Voetius (m. 1676)
John Owen (m. 1683)
Henry Wilkinson (m.1690)
Jonathan Edwards (m. 1758)

La controversia en torno al origen y la naturaleza del domingo sigue en pie. Todavía se siguen publicando, a ambos lados del Atlántico, importantes trabajos en apoyo de las posiciones históricas que acabamos de mencionar.

Recientemente, las posiciones están como sigue:
Por una parte, especialistas tales como J. Francke, F. N. Lee, S. C. Mosna, Paul K. Jewett y el equipo formado por R. T. Beckwith y W.

Sostienen que el domingo es una institución bíblica, establecida en conmemoración de la resurrección del Mesías como legítima substitución del Shabat por el primer día de la semana. Por consiguiente el domingo es (según ellos) un "shabat" que los cristianos deberían observar de acuerdo con el cuarto mandamiento.

Los partidarios de la otra posición, sin embargo, niegan toda base bíblica para la observancia del domingo, y rechazan cualquier relación entre el domingo y el cuarto mandamiento. Mantienen que, contrariamente al Shabat, el domingo no surgió como día de reposo sino como un tiempo para dedicar al culto, antes o después de las horas de trabajo. El domingo se convirtió en un día de descanso en el siglo IV, como consecuencia del decreto de Constantino del año 321.

"No hay acuerdo entre los defensores de esta tesis acerca de la fecha concreta del origen de la observancia del domingo".

Para Willy Rordorf, por ejemplo, ésta debería fijarse en relación con las apariciones del Mesías Resucitado, las cuales habrían sentado las bases para una celebración eucarística semanal, cada domingo.

El voluminoso simposio (unas 700 páginas) patrocinado por la Tyndale Fellowship for Biblical Research de Cambridge (Inglaterra), compuesto por los profesores D. A. Carson, Harold H. P. Dressler, C. Rowland, M. M. B. Turner, D. R. de Lacey, A. T. Lincoln, y R. J. Bauckham, llegó a la conclusión de que "es difícilmente imaginable que la observancia del primer día de la semana... haya comenzado antes del concilio de Jerusalén (49 d. C. ). Pero no podemos detenernos aquí. Debemos llegar hasta reconocer que la observancia del primer día de la semana no puede ser tomada en modo alguno como un fenómeno de la era apostólica."
Hiley H. Ward sugiere un origen del domingo ligeramente más tardío. En su libro Space-Age Sunday ("El Domingo en la Era Espacial") sostiene que el domingo no surgió en "aproximación" al sábado, sino "en oposición a él", en el periodo que va de la primera a la segunda guerra judaica (70-135 d. C.). Para él, uno de los factores que favorecieron el paso del culto sabático al primer día de la semana fue la "conveniencia", es decir, la necesidad práctica que los cristianos sintieron de disociarse de los judíos en un momento en que Roma había adoptado medidas represivas contra ellos a causa de sus continuas sublevaciones.

"En medio de este debate, en este análisis es necesario abordar estos para dilucidar la cuestión del lugar, la época y las causas de la observancia del domingo".

¿Fue en Jerusalén (Yahrushalayim), en tiempo de los apóstoles y para conmemorar la resurrección del Mesías, o fue en otro lugar, más tarde y por otras razones?

"Aclarar y verificar el origen histórico de la observancia del domingo es de suma importancia para determinar su validez en el cristianismo actual".

LA RESURRECCIÓN DEL MESÍAS Y EL ORIGEN DEL DOMINGO

La resurrección del Mashiaj y sus apariciones en el primer día de la semana han sido consideradas como las razones principales del abandono del Shabat y su substitución por el domingo como día de culto.

¡PERO!
¿es eso lo que se desprende de los más antiguos documentos?

NOTA: Aquí abordaremos desde la perspectiva cristiana (asumiendo que el Mesías resucitó el primer día de la semana Domingo) ya que en un análisis en este blog se dilucida en que día Fue el sacrificio y resurrección del Mashiaj Yahshua.

"CONTINUEMOS"

En el brit Hadasha (nuevo testamento) No se puede encontrar ni un sólo texto que indique o sugiera que la resurrección del Mashiaj fue conmemorada con un día especial.

De hecho, en el domingo no es llamado nunca "Día de la Resurrección", sino simplemente "el primer día de la semana." En ningún lugar se dice que la Santa Cena se celebrase en domingo o que ésta sirviese para conmemorar la resurrección del Mesías.

Shaul (Pablo), que pretende transmitir lo que había "recibido del Señor (Adon)" (1 Corintios 11:23), da a entender repetidas veces que la celebración estaba y esta relacionada con la pascua (pesaj) Hebrea  ("cuando se reúnen juntos" 1 Corintios 11:18, 20, 33, 34); y hablando de la celebración de la Cena del Adon Yahshua dice que su función es anunciar "la muerte hasta que El vuelva" ( Corintios 11:26). Lo que Pablo menciona es el sacrificio del Mesías como el cordero de pesaj, y no su resurrección.

Cuando uno comienza a estudiar las Escrituras alejado de ideas y creencias preconcebidas, comienzas a hacerte preguntas y cuestionar muchas creencias, una de ellas es:

¿se conmemoraba la resurrección junto con la Pascua, como se hace hoy en muchos sectores del cristianismo?

¡Ese no parece ser el caso! Shaul insta a los corintios a "celebrar la fiesta (Pascua)" en la que el "Mesias, que es el Cordero de nuestra Pascua, fue muerto en sacrificio por nosotros" (1 Corintios 5:7-8).

"Es el sacrificio del Mashiaj Yahshua y no su resurrección lo que aparece asociado explícitamente con la Pascua"

El mismo significado lo encontramos en los más antiguos documentos que tratan de la celebración de esta fiesta.

NOTA: al estudiar documentos, extra bíblicos, sean estos historicos o codice, manuscritos apócrifos, debemos tomarlos como referencias más no como parte del canon por ser contradictorios en algunos casos.

1.- La epístola de los Apóstoles, (documento apócrifo de en torno al año 150). insta a "celebrar la memoria de mi muerte, a saber, la Pascua."

2.- La pasión y muerte de Yahshua es también el tema central del Sermón de Pascua de Melitón (hacia 170), en el que el término "Pascua" es erróneamente explicado como una forma derivada del verbo "sufrir--tou pathein."

3.- Ireneo (hacia 175) escribe que Moisés conoció y "profetizó. . . el día de su (MESÍAS) Pasión. mediante el nombre dado a la Pascua."

4.- Una Homilía de Pascua de un obispo de Roma, probablemente Calixto (m.222), interpreta la Pascua cristiana como la celebración del sacrificio del verdadero Cordero pascual: "Aquí (en la Pascua judía) un cordero tomado del rebaño, allí (en la cristiana) un  Cordero bajado del cielo; aquí la marca de sangre. . . allí la copa de sangre y espíritu...

Otros testimonios similares, como los de Clemente de Alejandría (m. 220) e Hipólito (m. 236) confirman que no sólo en Asia sino también en Roma y Alejandría la Pascua era celebrada en el siglo II (en el 14 de Nisán o en domingo) principalmente como conmemoración del sacrificio del Mesías.

"Las más antiguas referencias explícitas a la observancia del domingo las encontramos en Barnabás (hacia 135) y Justino Mártir (hacia 150)".

Ambos autores citan la resurrección como una razón importante, pero no predominante, de la observancia del domingo, relegándola a un segundo o tercer lugar. (Eso no impidió que, con el tiempo, la resurrección del Mesías se haya convertido en el principal argumento teológico para observancia del domingo).
Estas razones, y otras que veremos más adelante, echan por tierra el aserto de que el origen del domingo "se encuentra únicamente en el hecho de que Cristo resucitó en el día siguiente al sábado."


LA KEHILAJ DE YAHRUSHALAYIM

¿Fue la Asamblea de Jerusalén (Yahrushalayim) la primera en observar el domingo en lugar del Shabat?

Esta es una creencia muy popular la cual se apoya en varios supuestos.

Se pretende, por ejemplo, que puesto que la resurrección y algunas de las apariciones del Mesías ocurrieron en el priner día de ma semana, el culto dominical debió haber surgido allí mismo, por iniciativa de la autoridad apostólica, para conmemorar esos acontecimientos.
También se afirma que un cambio de esa transcendencia sólo podía producirse por iniciativa de una Asamblea que gozase de la máxima autoridad.
"Yahrushalayim (Jerusalén), sería el único lugar lógico para tan importante cambio".

Por otra parte, la ausencia de todo rastro de controversia sábado-domingo entre Pablo y el partido judaizante se interpreta como un indicio de que el culto dominical estaba ya tan arraigado en la Congregación Apostólica que Pablo lo acepta como un hecho consumado e indiscutible.

¡Ahora bien!

¿pueden realmente ser defendidas con los datos históricos de que disponemos?

"Evaluemos los hechos lo más objetivamente y encontraremos la respuesta".

El libro de los Hechos, al igual que otros documentos judeo-cristianos, demuestra convincentemente que tanto la composición étnica como la orientación, instrucción de la congregación de Jerusalén eran profundamente hebro-judaicas.

En repetidas ocasiones, a lo largo de todo el libro de los Hechos, Lucas registra conversiones masivas de judíos: 2:41; 4:4; 5:14; 6:1, 7; 9:42; 12:24; 13:43; 14:1; 17:1; 21:20. Esos conversos incluían judíos "devotos" (Hch. 2:5, 41), "muchos de los sacerdotes" (Hch. 6:7) y "muchos miles" de judíos que hablan sido y seguían siendo (en el original dice "son") "celosos de la ley (TORA)" (Hch. 21:20).

Jacob Jewell analiza estas referencias y concluye que, según el texto de Lucas, la misión mesianica entre los judíos había sido muy fructífera.
Esos miles de judíos conversos nunca son considerados como un nuevo Israel sino como parte del antiguo Israel, reformado de acuerdo con las promesas que YHWH había hecho en la Tora (Hechos 15:16-18; 1:6; 3:11-26).
"Porque los judeo-cristianos son el Israel restaurado", dice Jewell.

Este análisis de Lucas es quizá demasiado monolítica. Jewell parece valorar excesivamente el papel de los judíos conversos en la "reconstrucción de Israel" (Hechos 15:16-18), y no tener suficientemente en cuenta el impacto que el ministerio y las enseñanzas del Mesías tuvieron sobre los gentiles.

Sin embargo, no se le puede discutir que "Lucas concede gran importancia a la Tora (ley mosaica) y que la Iglesia primitiva y los judeo-cristianos eran celosos cumplidores de la ley."

En el libro de los Hechos los cristianos de Jerusalén aparecen como judíos piadosos que asisten al templo (2:46; 3:1; 5:12), practican y defienden la circuncisión (11:2; 15:1, 5, 23; 16:3; 21:22; cf.  Gá. 2:12; 3:1; 5:12; 6:12) y se alimentan de las Escrituras "cada Shabat en las sinagogas" (Hechos15:21; cf. 13:27).

La asistencia a la sinagoga en Shabat no es una práctica Mesiánica/Cristiana circunscrita a Jerusalén. Lucas presenta a Pablo asistiendo regularmente a la sinagoga en Shabat, según su costumbre, (Hechos 17:2) "con judíos y griegos" (Hechos 18:4, 19; cf. 13:5, 14, 42, 44).  Y del mismo modo, Apolos, a su llegada a Efeso, se encuentra con los creyentes en la sinagoga (Hechos 18:24-26).


EL PAPEL DE "YAKOV" SANTIAGO

El profundo arraigo que tenían tanto las instrucciones de la Ley (Tora) como las tradiciones judías en la Asamblea de Yahrushalayim aparece claramente en los esfuerzos de Santiago por defender la misma (Hechos 15:1, 24; Gálatas 2:12).  Su elección como dirigente de la Asamblea parece apoyada por los sacerdotes y fariseos conversos (Hechos 6:7; 15:5) precisamente por su incuestionable adhesión a la Torá. Varios documentos judeo-cristianos, que confirman este hecho, mencionan también el "factor sangre". Siendo "hermano del Adon" (Gálatas 1:19), Santiago podía apelar a su parentesco con el Mesías para asumir legítimamente las responsabilidades de "sumo sacerdote", lo que muestra cuán fuerte era la orientación Hebreo-judaica del nuevo liderazgo.

Pero lo realmente importante para nuestro estudio sobre el presunto origen del culto dominical es la actitud básica de Yakov (Santiago) y sus partidarios hacia las instrucciones de la Tora.

En Jerusalén entre los años 49 y 50, hubo una "gran discusión" (Hechos15:7) acerca de la legitimidad de que los creyentes de origen gentil fuesen o no eximidos de la circuncisión. Pedro "Kefas", Pablo "Shaul" y Bernabé (versos 7 y 12) expusieron sus puntos de vista sobre el asunto; pero la última palabra la tuvo Yakov "Santiago", quien aceptó que se eximiese de la circuncisión a los gentiles, pero a condición de que "se aparten de las contaminaciones de los ídolos, de fornicación, de ahogado y de sangre. Porque Moisés "Moshe" desde tiempos antiguos tiene en cada ciudad quien lo predique en las sinagogas, donde es leído cada sábado" (Versos 20-21 ). La importancia de la declaración del Apóstol , que fue adoptada y respaldada por el concilio (Hechos15:20, 29; 21:25), reside en el hecho de que contiene varias disposiciones indiscutiblemente ceremoniales (la abstención de "las contaminaciones de los ídolos, y de ahogado y de sangre" [verso 20]. La marcada preocupación de Santiago y de los apóstoles [Hechos 15:22] porque los gentiles respetasen las instrucciones relacionadas con los alimentos y la contaminación, hace difícil de aceptar la abrogación radical de un precepto tan hondamente arraigado como la observancia del Shabat.

Es digno de mención que la autoridad del decreto apostólico se apoya en los profetas (Hechos 15:15-18) y en Moisés (verso 21).

Muchos especialistas han observado que las cuatro disposiciones del decreto podrían resumir "lo que Levítico 17 y 18 exige de los ‘extranjeros’ que viven entre israelitas.” En ese caso el decreto apostólico no representa una abrogación sino una aplicación de las Instrucciones (Tora) de YHWH a los nuevos creyentes de origen gentil. Esta interpretación cuadra perfectamente con las últimas palabras de Santiago, muy significativas para nuestro tema: "porque desde tiempos antiguos hay en cada pueblo quienes predican la ley (Tora) de Moisés, la cual se lee en las sinagogas cada Shabat" (Hechos 15:21).

Aunque las palabras de Santiago han sido aplicadas a diferentes destinatarios (a gentiles, a cristianos, a ambos, a judeo-cristianos, a cristianos de tendencias fariseas), la mayoría de los intérpretes reconoce el carácter preceptivo que el apóstol concede a la Torá, tal y como se leía y predicaba habitualmente cada Shabat en las sinagogas.

LA ULTIMA VISITA DE SHAUL A YAHRUSHALAYIM

(58-60 d. C.). El relato de la última visita de Shaul a Yahrushalayim (Hechos 21), con la mención de que éste "se apresuraba por estar el día de Pentecostés "SHAVUOT", si le fuese posible, en Yahrushalayim" (Hch. 20:16) y de que pasaron "los días de los panes sin levadura" en Filipos (Hechos 20:6), hace suponer que el calendario Hebreo todavía era observado por los nuevos creyentes.
"Esto que ocurrio es especialmente revelador"

Yakov y los ancianos no sólo informaron a Shaul de que miles de judíos convertidos eran "celosos por la Torá" (Hch. 21:20), sino que le presionaron para que les probara, sometiéndose a un rito de purificación en el templo, que él mismo continuaba "guardando la Torá" (Hechos 21:24).  A la luz de esta pertinaz observancia de la Torá, es muy difícil concebir que la Asamblea de Yahrushalayim se atreviese a abrogar uno de sus preceptos más importantes (la observancia del Shabat) substituyéndolo por la veneración del domingo.

M. M. B. Turner acertadamente sugiere lo contrario: "La influencia de Santiago, cuya adhesión a las devociones judaicas era proverbial, y el apoyo del elemento conservador (sacerdotal y fariseo) de los dirigentes de Jerusalén, aseguraron la observancia del Shabat en Jerusalén y en sus iglesias satélites."

La Asamblea de Yahrushalayim después del año 70. Difícilmente podía cambiar la situación después de la destrucción del templo (70 d. C.). Los historiadores Eusebio (260-340) y Epifanio (315-403) confirman que en tiempos de Adriano (135 d. C.), la Asamblea de Yahrushalayim estaba compuesta y administrada por judeo-cristianos, descritos como "celosos defensores de la observancia literal de la Torá."

Según Epifanio, la Secta judeo-cristiana de los Nazarenos, considerados como "los auténticos sucesores de la comunidad primitiva" de Jerusalén todavía observaba en el siglo IV, entre otras Prácticas del Torá, "la circuncisión y el Shabat” La conclusión está clara: la tradicional costumbre de guardar el Shabat seguía practicándose entre los creyentes de Yahrushalayim mucho después de la destrucción del templo.

Esta conclusión es confirmada por la llamada "Maldición de los Cristianos" (Birkath-ha-Minim), una jaculatoria introducida en las oraciones de la sinagoga por las autoridades rabínicas (hacia 80-90) para impedir que cristianos/mesianicos clandestinos participasen en los servicios judíos. El que los cristianos/mesiánicos siguieran participando en los servicios de la sinagoga, poco puede abogar en favor de su observancia del domingo.

Así pues, los datos de la historia impiden hacer de la Asamblea de Yahrushalayim la iniciadora de una innovación litúrgico de la transcendencia del culto dominical. De todas las Asambleas, ésa era precisamente la más aferrada a las instrucciones de YHWH de Israel.

LAS DISPOSICIONES DE ADRIANO

"El año 135 trajo cambios radicales para el mundo judío", El emperador romano Adriano terminó de aplastar la segunda sublevación de los judíos, acaudillada por Barkokeba (132-135).

"Yahrushalayim se convirtió en una colonia romana", Los judíos (incluidos los judeo-cristianos) fueron expulsados del país. Adriano promulgó una serie de disposiciones prohibiendo la práctica del judaísmo, y en particular la observancia del Shabat en todo el imperio. Esta represión anti-judía favoreció la aparición de un género de literatura "cristiana" Contra los Judíos ("Adversus Judaeos"), en la que se quería dejar constancia de la separación y condena del judaísmo. Se condenaban principalmente las costumbres más características de los judíos, tales como la circuncisión, pesaj (pascua) y la observancia del Shabat.  Existen indicios interesantes de que la observancia del domingo empezó a introducirse y afianzarse en esas circunstancias, como un esfuerzo del cristianismo ya helenizado por dejar clara ante Roma su independencia del judaísmo.

¡Prestemos atención a algunas de estas indicaciones!

ROMA Y EL ORIGEN DEL DOMINGO

La introducción de nuevas festividades religiosas, y entre ellas el domingo, sólo podía llevarse a cabo en una congregación que hubiese roto sus lazos con las raíces hebreas de su FE desde muy pronto y que, al mismo tiempo, actuase con una poderosa autoridad propia.

"Como hemos visto, esa congregación no puede ser la de Yahrushalayim (Jerusalén)".

NOTA: a la congregación de Roma la llamaremos Iglesia por se más acorde debido a su separación de sus raíces Hebreas.

La iglesia que podía hacerlo era la de Roma, la iglesia de la capital del Imperio reunía todas las condiciones sociales, religiosas y políticas necesarias para abandonar el Shabat como día de culto y substituirlo por el domingo.

CARACTERÍSTICAS DE LA IGLESIA DE ROMA

A diferencia de otras iglesias tales como las orientales la iglesia de Roma estaba compuesta principalmente de miembros de origen pagano. En su carta a los Romanos Shaul lo dice explícitamente: "Porque a vosotros hablo, gentiles" (Romanos 11:13). El resultado fue que en Roma, como dice Leonard Goppelt, "encontramos un abismo entre la iglesia y la sinagoga, cosa desconocida en las iglesias orientales." El origen gentil de la membresía contribuyó aparentemente a una diferenciación muy temprana entre cristianos y judíos. "En el año 64, por ejemplo, Nerón distingue claramente a unos de otros, al acusar de incendiarios exclusivamente a los cristianos".

El que este distanciamiento entre cristianos y judíos se haya producido antes en Roma que en Palestina sugiere la posibilidad de que el nuevo día de culto se introdujese en Roma como un importante elemento diferenciador. Para comprender las causas de este proceso, necesitamos echar un vistazo a las relaciones entre el Imperio y los judíos en aquel tiempo.

1.- A partir de la primera sublevación de los judíos contra Roma (66 a 70 d. C.) ésta les impuso varias medidas represivas de orden político, militar y fiscal. Con ellas pretendía contener el resurgimiento del nacionalismo judío, que con amagos violentos habla intentado aflorar también en Mesopotamia, Cirenaica, Egipto y Chipre. Según los historiadores de la época, más de un millón de judíos fueron ejecutados sólo en Yahrushalayim entre las dos guerras (70 y 135 d. C.).

2.- Vespasiano (69-79) abolió el sanedrín y el sumo sacerdocio; hacia el año 135 Adriano prohibió la práctica del judaísmo, y en particular la observancia del Shabat.

3.- En el terreno fiscal, los judíos fueron objeto de impuestos discriminatorios (el fiscus judaicus), introducidos por Vespasiano e incrementados primeramente por Domiciano (81-96) y más tarde por Adriano (117-138 ).

Esas medidas represivas se hicieron sentir intensamente en Roma, según se desprende de los comentarios anti-judíos de escritores como:

Séneca (m. 65)
Persio (34-62)
Petronio (hacia 66)
Quintiliano (35-100)
Marcial (40-104)
Plutarco (46-119)
Juvenal (hacia 125)
Tácito (55-120)

"Todos ellos residentes en Roma durante su vida profesional", En sus escritos denigran a los judíos en sus particularidades sociales y culturales, ridiculizando especialmente la observancia del Shabat y la circuncisión, como ejemplos de superstición degradante.

La creciente hostilidad del populacho romano contra los judíos obligó a Tito, aunque "contra su voluntad" (invitus), a expulsar de Roma a la judía Berenice, una hermana de Herodes el Joven, con la que Tito quería casarse. El problema judío, como vimos, se agudizó particularmente en tiempos de Adriano como resultado de sus leyes en contra del judaísmo. Todas estas circunstancias, además de los problemas ya existentes entre judíos y cristianos, favorecieron la aparición de una literatura "cristiana" anti-judía, y el desarrollo de una teología de rechazo y desprecio por todo lo Hebreo. Una de las consecuencias prácticas de esta situación fue la substitución de todas las fechas y festividades características "Moedim de YHWH", entre ellas la Pascua "Pesaj" y el Shabat, por fechas y fiestas nuevas como el domingo.

ROMA Y EL SHABAT

"El epicentro de este desarrollo fue la iglesia de Roma", Para que los cristianos abandonasen la observancia del Shabat y adoptasen la del domingo se tomaron una serie de medidas de índole teológico, social y litúrgico.

1.- Teológicamente, el Shabat ya no se presentó como una norma universal, sino tan sólo como un precepto que, según Justino Martir, YHWH había impuesto exclusivamente a los Israelitas en este caso a los Judíos "como una señal que los marcase en castigo merecido por sus muchas infidelidades."

2.- Socialmente, el Shabat, que era celebrado por tradición con alegría y banquete, fue convertido en un día de ayuno y penitencia. El papel desempeñado por la iglesia de Roma en favor del ayuno está muy bien documentado en textos de:

El obispo Calixto (217-222)
Hipólito (170-236)
El obispo Silvestre (314-335)
El papa Inocencio I (407-417)
Agustin (354-430)
Casiano (360-435).

Este ayuno no sólo tenía la misión de renovar el pesar del cristiano por la muerte del Mesías, sino también, como escribió claramente el obispo Silvestre, la de demostrar su desprecio por los judíos (“exsecratione Judaeorum”), y por su celebración del Shabat ("destructiones ciborum"). El desagrado y malestar resultantes del ayuno tenían como fin evitar a los cristianos "la apariencia de guardar el Shabat con los judíos", y ayudarles a entrar con más anhelo y alegría en la observancia del domingo.

3.- Litúrgicamente, el Shabat se convirtió en un día secular, en el que ni siquiera estaba permitida alguna celebración de orden litúrgico.

 El hecho de que el significado y las funciones del ayuno semanal y anual por una parte, y del domingo semanal y pascual por otra aparezcan tan íntimamente relacionados en los escritos de los Padres Eclesiásticos, hace pensar que esas prácticas se originaron más o menos simultáneamente como parte de la celebración de la "Pascua hebrea".

Por lo tanto, interesa descubrir la fecha, el lugar y las causas que dieron origen a la celebración del domingo de Pascua, como posible antecedente de la observancia del domingo semanal.
Esto lo abordaremos en la siguiente parte de este análisis, así  seguiremos ahondando más en los hechos y posturas de los padres eclesiásticos.

Shalom a todos

SHABAT O DOMINGO ECLESIÁSTICO 2da parte de 2

LOS PADRES DE LA CRISTIANDAD ECLESIÁSTICA

SUSTITUYERON EL SHABAT POR EL DOMINGO ECLESIÁSTICO 

2da PARTE DE 2

ROMA Y EL DOMINGO

Esta es la continuación del análisis de la primera parte la cual puede leer en el siguiente enlace (SHABAT O DOMINGO ECLESIÁSTICO 1Era parte de 2)

La escasez de documentos disponibles y lo discutible de su carácter, hacen muy difícil determinar con absoluta seguridad, dónde, cuándo y por quién fue introducida la celebración del Domingo de Resurrección.

El historiador Eusebio (260-340) nos proporciona la mayor parte de los datos acerca de la controversia suscitada en el siglo II entre la iglesia de Roma, que pugnaba por la celebración de Pascua en el Domingo de Resurrección, y las iglesias de Asia, que querían mantener su celebración en el 14 de Aviv "Nisan" (tradición "Quartodecima").

Siendo Eusebio un enérgico defensor del Domingo de Resurrección, convertido en fiesta oficial en el concilio de Nicea (325), no duda en atribuirle origen apostólico. En la introducción de su informe sobre esta controversia, Eusebio afirma que el Domingo de Resurrección "es una tradición apostólica que ha prevalecido hasta el tiempo presente." Y de nuevo, en la conclusión, hace remontar a un sínodo palestino (que habla tenido lugar hacia el año 198 a petición de Víctor, obispo de Roma) la idea de que el Domingo de Resurrección viene "de los apóstoles."

Con estas afirmaciones categóricas, Eusebio consiguio inducir a algunos historiadores en el error de aceptar el origen apostólico del Domingo de Pascua. Una lectura critica del texto de Eusebio no deja, sin embargo, ninguna duda sobre el carácter tendencioso e inexacto de sus declaraciones. Como ha observado Marcel Richard, "desde el principio de su relato observamos que él (Eusebio) define la Pascua Quartodecima "pesaj 14 Aviv" como una 'vieja tradición' mientras que califica de 'tradición apostólica' al Domingo de Pascua, llamándolo sin vacilar 'el día de la resurrección del Señor', un evidente anacronismo.”

Este anacronismo llama la atención siendo que Eusebio define la Pascua como "el misterio de la resurrección", y según él también es celebrado por la Quartodecima, aunque de diferente manera.  Eusebio nos dice algo acerca de ésta en su sumario del "decreto eclesiástico" promulgado a raíz de los sínodos convocados por el obispo Víctor (hacia 198).  Aparentemente, el decreto prescribía "que el misterio de la resurrección del Señor no fuese celebrado en ningún otro día sino en el día del Señor." La conclusión obvia es que “el misterio de la resurrección" había sido celebrado previamente en otros días fuera del domingo, lo cual no es Real ni exacto.
Las referencias más antiguas al Domingo de Resurrección y a la tradición Quartodecima "14 Aviv", como vimos más arriba, hablan de Pesaj como conmemoración del sacrificio del Mesías, y no de su resurrección .

En los esfuerzos de Orígenes por refutar la identificación entre el sacrificio y la Pascua hebrea 14 Aviv, tiene que recurrir al significado etimológico del término hebreo pesaj para demostrar que significa solamente "pasar por alto".

Eusebio todavía se muestra más tendencioso explicando el origen de la Pascua Quartodecima.  En su presentación de las cartas de Policarpo e Ireneo, cada vez que menciona la tradición de la Pascua en el 14 de Aviv lo hace calificándola de "vieja costumbre" o "antigua costumbre", pero nunca de "tradición apostólica". Este calificativo lo reserva exclusivamente para el Domingo de Resurrección. Sin embargo, los documentos citados por Eusebio afirman por dos veces la Pascua Quartodecima, mientras que no dicen ni una sola palabra acerca de la pretendida apostolicidad del Domingo de Resurrección. En sus esfuerzos por defender el origen apostólico del Domingo de Pascua, Eusebio no habría dejado pasar la ocasión de justificar su posición citando algún documento que la apoyase, si tal documento hubiese existido. El párrafo de la carta de Ireneo citado por Eusebio da a entender, por el contrario, que el Domingo de Pascua se empezó a celebrar en la primera mitad del siglo II.
En ese pasaje Ireneo insta a Víctor, obispo de Roma (hacia 189-199) a que siga el ejemplo de sus predecesores "Aniceto, Pío, Higinio, Telesforo y Sixto,"  quienes, aunque celebraban la Pascua en domingo, no se opusieron a aquéllos que la observaban el 14 de Aviv.  El hecho de que Ireneo mencione al obispo Sixto (hacia 116-126) como el primero de los no observadores de la Pascua el 14 de Nisán da a entender que la fiesta de Pascua empezó a celebrarse en Roma en domingo por aquel entonces.

"Esta es la conclusión a la que han llegado un buen número de especialistas"

Henri Leclercq, por ejemplo, basándose en el testimonio de Ireneo, sitúa el origen del Domingo de Resurrección “a principios del siglo segundo, bajo el episcopado de Sixto I en Roma, hacia el año 120."

Karl Baus escribe: "No es posible precisar más cuándo y por quién fue introducido el Domingo de Resurrección en Roma, pero debió ser a principios del siglo II, porque Ireneo deja suponer que esa festividad existía desde tiempos de Sixto, obispo de Roma."

J. Jeremias observa también que "Ireneo hace remontar el Domingo de Pascua hasta Sixto (hacia 120), aunque no dice cómo fue introducida en Roma esta festividad pascual."

La hipótesis del origen romano del Domingo de Pascua en tiempos de Sixto es también apoyada indirectamente por la declaración de Epifanio, de que la controversia pascual "comenzó después de que los obispos de la circuncisión saliesen en éxodo de Jerusalén. Ese "éxodo" fue ordenado por el emperador Adriano el año 135, después de haber aplastado la segunda sublevación judía. El emperador, como ya dijimos, promulgó unas ordenanzas encaminadas a la represión radical de las ceremonias y costumbres judías. Para evitar los daños de estas medidas represivas, el obispo Sixto probablemente recurrió a la substitución de las fiestas más visiblemente judías, tales como el 14 de Nisán "Aviv" y el Shabat, por la Pascua de Resurrección y el domingo.

Cuando unos años más tarde los obispos griegos que substituyeron a los judeocristianos quisieron introducir el Domingo de Resurrección en Jerusalén, encontraron la oposición de una feligresía que no estaba dispuesta a aceptar ese cambio.

Los hechos apuntan a Roma como cuna del cambio, de hecho, algunos historiadores llaman a esa fiesta "la Pascua romana" dado el papel absolutamente decisivo que la iglesia de Roma desempeñó en la introducción de la nueva costumbre, entre otras más que fueron añadiendo o mezclando paulatinamente.

En los textos del concilio de Nicea (325) y en una carta personal de Constantino dirigida a todos los obispos, documentos éstos muy relacionados entre sí, se presenta a la iglesia de Roma como el primer ejemplo a seguir en el asunto del Domingo de Pascua, sin duda por su papel precursor en la historia de esta observancia. 

Al respecto debemos hacernos varias preguntas.

¿Por qué abandonaron los creyentes que se sumaban a la FE Hebrea la Pascua del 14 de Aviv para adoptar el Domingo de Resurrección "Pascua de Domingo"?
¿Fue, como en el caso del Shabat, para diferenciarse de los judíos, judíos/cristianos y de sus prácticas relacionadas con las instrucciones de la Torá?

la mayoría de historiadores ponen el anti-judaísmo como factor básico:

1.- J. Jeremias considera "la tendencia a romper con el judaísmo como la razón principal que llevó a la iglesia de Roma, y a otras, a trasladar la celebración de la Pascua Hebrea 14 de Aviv, al domingo siguiente.” 

2.- J. B. Lightfoot también sostiene que Roma y Alejandría adoptaron el Dominqo de Pascua para evitar "cualquier semejanza con el judaísmo.” 

3.- Kenneth A. Strand desecha esta explicación, argumentando que "los sentimientos anti-judíos se traslucen claramente en el conflicto Shabat-domingo a principios del siglo II, pero ocurre lo contrario en el caso del 14 de Aviv y el Domingo de Pascua... En efecto, lo que se desprende de la carta de Ireneo a Víctor es que los obispos de Roma, desde Sixto hasta Aniceto, mantuvieron relaciones cordiales con los partidarios de la Pacua Hebrea.” 

"La controversia no se ocupó del significado de la Pascua sino de la fecha de su conmemoración de la duración del ayuno" 

El anti-judaísmo estaba latente en y las dos tendencias, lo que explica que existiesen al principio relaciones cordiales entre ambas, a pesar de las diferencias de opinión. Evidentemente, los cristianos que celebraban la resurrección el domingo siguiente a la Pascua Hebrea manifestaban un alejamiento del judaísmo mucho mayor que aquéllos que seguían conmemorando la Pascua en la misma fecha que los judíos. Este factor, como vamos a ver ahora, contribuyó grandemente a que la observancia del Domingo de Resurrección (domingo de Pascua) ganase la aceptación general.

El curso que tomaron las cosas a finales del siglo II era previsible:
"Las dos tradiciones se enfrentaron" los partidarios de celebrar la Pascua en la fecha del 14 de Aviv (Nisan) podían acabar celebrándola a la manera judía, como de hecho ocurrió. Una facción de seguidores de la Quartodecima, según el testimonio de Apolinar, obispo de Hierápolis (hacia 170) "en su ignorancia crearon disensiones... pretendiendo que el Señor (Yahshua) comió el cordero pascual con sus discípulos en el 14 de Nisán y que sufrió en el gran día de los panes sin levadura (15 de Nisán)” 

Esta tendencia radical mantenía que los cristianos debían celebrar la Pascua del 14 de Aviv (Nisan) al mismo tiempo y del mismo modo que los judíos, comiendo el cordero pascual. Sin embargo, otro sector dentro de los partidarios de la Quartodecima sostenía que los cristianos no debían conmemorar el banquete de la pascua judía, sino sólo la muerte del Mesías. "Esta polémica se extendió en el tiempo y en el espacio".

A principios del siglo III, Clemente en Alejandría e Hipólito en Roma escribieron en contra de los partidarios del 14 de Nisán (Aviv) en sus comunidades. En Roma el problema se agudizó hacia 180, cuando el presbítero Blasto se separó de esa iglesia con un grupo de disidentes. Tertuliano cuenta que Blasto "deseaba introducir el judaísmo de un modo disfrazado; porque decía que la Pascua no se debía celebrar más que de acuerdo con la Torá, el 14 del mes.” Víctor, obispo de Roma (189-198), se dio cuenta de que la única manera de acabar con la tendencia en su iglesia era extirpar la tradición de la Pascua Hebrea 14 de Aviv en su misma raíz, que estaba muy firmemente asentada en las iglesias de Asia.

Para conseguir su propósito, Víctor instó no sólo a los obispos de Asia, sino a los de muchas otras provincias a que, por medio de sínodos, llevasen a sus diócesis a adoptar la práctica uniforme del Domingo de Pascua.
El llamamiento de Víctor fue bien acogido; se reunieron numerosos sínodos y la mayoría decidió en favor de la Pascua romana.

Además del prestigio de Víctor, dos factores contribuyeron principalmente a la amplia acogida de esta iniciativa. 

El primero fue el extremismo del sector radical de los partidarios de la Quartodecima, quienes no sólo insistían en celebrar la Pascua en la fecha Hebrea sino también a la manera judía, comiendo el cordero pascual. Este sector parece haber causado importantes disensiones no sólo en Asia sino también en Alejandría, e incluso en Roma. El cambio de la celebración de Pascua del 14 de Aviv al domingo siguiente fue acogido por muchos obispos como una medida oportuna.

El segundo factor se encuentra en la creciente importancia teológica atribuida a la resurrección del Mesías. La adopción del Domingo de Pascua ofrecía la posibilidad de celebrar a la vez la muerte y la resurrección en los mismos días de la semana en que esos acontecimientos ocurrieron. Por otra parte el abismo cada vez mayor entre la iglesia y la sinagoga del que testifica elocuentemente la cantidad de escritos "Contra los judíos" publicados en aquel tiempo empujó a muchos cristianos a diferenciarse de los judíos lo más posible, dejando de celebrar el Shabat y la Pascua Hebrea.
Con respecto al Shabat, ya mencionamos anteriormente algunas de las medidas que tomó la iglesia de Roma para cambiar su observancia por la del domingo.
En cuanto a la Pascua, la iglesia de Roma introdujo cómputos calendarios especiales destinados a asegurarse de que el día de la luna llena cayese siempre después del equinoccio de primavera (algo que los judíos no tenían en cuenta), para que el Domingo de Pascua nunca coincidiese con la Pascua Hebrea. 

Los motivos anti-judíos de estos nuevos cómputos aparecen explícitamente enunciados en el tratado Sobre el cálculo de la Pascua, atribuido generalmente a Cipriano, y escrito en el año 243, aparentemente para corregir un error que se había introducido en las tablas de la Pascua romana publicadas por Hipólito (hacia el 222).

Ya en el mismo comienzo, el autor escribe:
"Queremos mostrar a aquellos que aman y buscan el estudio de lo divino que los cristianos no necesitan extraviarse del camino de la verdad o andar ciega y estúpidamente detras de los judíos como si no supiesen cual es el día de Pascua.” 

El mismo sentimiento anti-judío en contra del 14 de Nisán (Aviv) aparece un siglo más tarde en el concilio de Nicea. El emperador Constantino en su carta conciliar insta a todos los cristianos a adoptar unánimemente la práctica del Domingo de Pascua, a imitación de la iglesia de Roma, para que "no tengan nada en común con la detestable chusma judía... Todos deberíamos unirnos... para evitar cualquier participación en la conducta perjura de los judíos.” 

Hasta este punto hemos podido constatar el anti-judaísmo imperante  y como este influyó poderosamente en la interpretación teológica dada al Domingo de Pascua, y contribuyó en gran manera a la adopción de la observancia de éste, así también la estrecha relación existente entre el Domingo de Pascua y el domingo semanal se deduce que las mismas razones anti-judías contribuyeron a la adopción del domingo en lugar del sábado. Esta conclusión se apoya en la identidad de medidas tomadas por la iglesia de Roma para hacer triunfar el domingo semanal sobre el Shabat Hebreo, y el Domingo de Pascua sobre el 14 de Nisán (Aviv).

LA PRIMACÍA DE LA IGLESIA DE ROMA


La iglesia de Roma en el siglo II, ¿tenía autoridad suficiente para imponer la observancia de tales festividades a las demás iglesias cristianas? 

Los documentos que se disponen no dejan lugar a dudas sobre la autoridad e influencia que la iglesia de Roma ejercía ya en aquella época.

Unos pocos ejemplos bastarán como prueba de ello.  

Ignacio, en el prólogo de su Epístola a los Romanos, saluda a la iglesia de Roma con una profusión de epítetos honoríficos que exceden con mucho a los que él usa en las demás cartas a otras iglesias. 

La iglesia de Roma, escribe Ignacio: "preside en la capital de los territorios romanos; una iglesia digna de Dios, digna de honor, digna de elogio, digna de alabanza, digna de triunfo, digna de glorificación; y que preside en amor, mantiene la ley de Cristo, y es portadora del nombre del Padre." FIN DE LA CITA.

La expresión "presidir en amor" ha sido objeto de numerosas discusiones entre eruditos.

Ignacio usa repetidamente el término “amor"--agape--como una personificación de la comunidad cristiana en la que se manifiesta tal amor. Así, por ejemplo, Ignacio escribe a los Tralianos diciendo: "El amor de los de Esmirna y Efeso os envía saludos".  De esto se deduce que lo que Ignacio le atribuye a la iglesia de Roma es la "presidencia" de amor (no de jurisdicción), es decir, un interés especial por el bienestar de las demás iglesias. 

Es de lamentar que lo que en un principio fue una preeminencia de amor, con el tiempo se convirtió en una primacía de derecho, es decir, basada en pretensiones jurídicas. 

Que la "presidencia" a la que Ignacio se refiere es la preeminencia de amor, aparece claramente en el llamamiento que hace en la conclusión de su epístola en favor de su iglesia "huérfana":
"Acordáos en vuestras oraciones de la iglesia de Siria, que tiene a Dios por pastor en mi lugar. Jesucristo solo velará por ella, junto con vuestro amor". FIN DE LA CITA.

¿No es sorprendente que Ignacio confle la iglesia de Antioquía al cuidado amoroso de una iglesia tan distante como la de Roma?

Si tenemos en cuenta que él no la conocía personalmente y que habia cerca de Antioquia muchas otras iglesias, no podemos sino concluir que Ignacio le atribuye a Roma una importante función de liderazgo pastoral Ireneo, obispo de Lyon, en su libro "Contra las Herejias" (compuesto entre 175 y 189), rebate a los herejes apelando a la tradición apostólica preservada de un modo particular en la iglesia de Roma, que él describe como:
"la iglesia mayor, la más antigua (maxima et antiquissima) y universalmente conocida, fundada y organizada por los más gloriosos apóstoles, Pedro y Pablo... Pues es necesario que, por razón de su autoridad preeminente (potentior principalitas), cada iglesia concuerde con esta iglesia, que es la de los fieles de todas partes, por cuanto la tradición apostólica ha sido preservada ininterrumpidamente por todos ellos.” FIN DE LA CITA.

"Las inexactitudes de este pasaje son muy significativas".

Es evidente que la iglesia de Roma no era "la más antigua" puesto que fue fundada después de la de Jerusalén (Yahrushalayim). Por otra parte, la iglesia de Roma no fue fundada por Shaul (Pablo). En su epístola a los Romanos el apóstol dice claramente que él no es su fundador (15:20-24) tampoco Kefas (Pedro) fundó la Iglesia de Roma. Estas afirmaciones, que han llegado a hacerse legendarias, revelan el método que estaba siendo empleado para justificar la  primacía por la iglesia de Roma.
Un ejemplo elocuente de la autoridad que estaba tomando dicha iglesia es el de las medidas empleadas por su obispo Víctor para imponer la adopción del Domingo de Pascua.

Es significativo que aún aquellos obispos que no aceptaban la Pascua romana obedecieron la orden de Víctor.
Por ejemplo, Polícrates, obispo de Efeso, habla de la "gran multitud" de obispos que convocó a petición de Victor. 

¿Se trataba sólo de un "acto de cortesía hacia Víctor", como pretende Kenneth A. Strand? 

El tono desafiante de Polícrates ("yo no me atemorizo con esas amenazas") revela más bien que Victor debió ejercer algún tipo de presión para imponer la costumbre romana. Eso es lo que se desprende también de las drásticas medidas tomadas por Víctor al enterarse de que los obispos de Asia se negaban a aceptar el Domingo de Pascua:
"Él (Víctor) escribió cartas declaró que todos los hermanos de allí estaban excomulgados.” FIN DE LA CITA.

Jean Colson observa acertadamente: "Nótese el poder de excomunión universal que se abroga el obispo de Roma. No consiste en un mero rechazo de trato con las iglesias de Asia, similar al que se daba entre otros obispos. Sino que al quedar separadas de la comunión de su iglesia (Roma), quedaban también separadas de todas las demás iglesias del orbe, a las que él comunicó su sentencia por carta.” FIN DE LA CITA.

El ejemplo histórico que acabamos de ver demuestra que la iglesia de Roma gozaba, ya en el siglo II, de autoridad suficiente para influir sobre la mayor parte del mundo cristiano hasta el punto de imponerle la observancia del Domingo de Pascua y del semanal. Hemos visto, las causas principales de la adopción de esas festividades fueron, por un lado, las presiones sociales, militares, políticas y literarias que las disposiciones imperiales anti-judías hacían sentir también sobre los cristianos, en la medida en que compartían ciertas prácticas provenientes de la FE Hebrea que alguna vez decidieron adoptar; por otro lado, los profundos conflictos existentes entre judíos y cristianos.
La iglesia de Roma, emancipada de la influencia judía mucho antes que las iglesias orientales, y ejerciendo una gran autoridad sobre amplios sectores del imperio (aunque rechazada por otros), desempeñó un papel decisivo en la introducción de la observancia del domingo y de la Pascua de Resurrección.  Estas nuevas festividades parecen haber sido introducidas a principios del siglo II, en tiempos de las medidas represivas de Adriano (135) en contra de los judíos, como un remedio encontrado por los cristianos para no ser confundidos con aquéllos en su observancia del sábado y la Pascua.  Para desterrar definitivamente del cristianismo la observancia del Shabat.

EL CULTO AL SOL Y EL ORIGEN DEL DOMINGO

Ya vimos como las condiciones sociales, políticas y religiosas que hemos mencionado explican por qué fue abandonada la observancia del Shabat, pero no explican por qué fue elegido el domingo en su lugar, y no cualquier otro día de la semana (por ejemplo, el viernes, día de la Pasión de Cristo) "esto según la creencia cristiana de que el Mesías murió un viernes".
Sobre el día de la muerte y resurrección del Mesías consulte el siguiente análisis (LA SEÑAL DE JONÁS, TRES DÍAS Y TRES NOCHES )

Continuemos.

La respuesta se encuentra en la difusión de los cultos solares y en el consiguiente ascenso del "día del Sol" de segunda a primera posición entre los días de la semana.


PROPAGACIÓN DEL CULTO AL SOL

Recientes investigaciones han demostrado que "desde principios del siglo II d. C. el culto al Sol Invictus dominaba en Roma y otras partes del Imperio." 
Hasta finales del siglo I d. C., los romanos adoraban a su propio "Sol natal--Sol indiqes", nombre bajo el que aparece en varios textos romanos antiguos. 
Pero en el siglo II el culto oriental al "Sol Invencible--Sol Invictus" se introdujo en Roma por dos caminos distintos: uno privado a través del "Sol Invictus Mithra", y otro público a través del "Sol Invictus Elagabal " Por Tertuliano sabemos que en sus días (150-230) el circo Máximo de Roma fue “consagrado especialmente al sol, cuyo templo se levanta en el centro, y cuya imagen brilla en lo alto del templo; porque a ellos no les ha parecido adecuado rendir honores bajo techo a un objeto que se encuentra en el espacio abierto.” 
El emperador Adriano (117-138) se hizo representar en sus monedas identificado con el sol” al que dedicó el famoso Colossus Neronis (que Nerón habia erigido y en el que se habia representado a sí mismo bajo la forma del dios Sol con siete rayos en torno a su cabeza), suprimiendo, desde luego, de aquella estatua colosal todos los distintivos de Nerón.

Hay varios factores qué contribuyeron a propagar el culto al sol:
Uno de los más importantes fue la identificación del emperador con el dios-Sol, así como su culto, favorecido por consideraciones políticas y por las tradiciones religiosas relacionadas con el culto al "Sol-Rey", muy popular en oriente. Los legionarios romanos, que habian entrado en contacto con las tradiciones pascuales del Sol Invictus Elagabal y con el mitraísmo, fueron los principales propagadores del culto solar en Occidente.

"Otro factor a destacar es el clima de sincretismo de la época".

En su penetrante estudio Marcel Simon ha mostrado cómo la divinidad solar fue asimilando a los dioses más venerados.          Tenemos una muestra excelente de este proceso de asimilación en dos inscripciones grabadas en una columna del mithaeum de las termas de Caracalla (211-217).

LA PRIMERA dice:
"Unico (es) Zeus, Serapis, Helios (el dios Sol), el señor invencible del universo." Después de la muerte de Caracalla, que había sido devoto ferviente de las divinidades egipcias, el nombre de Serapis fue suprimido y substituido por el de Mitra. 

LA SEGUNDA inscripción contiene una dedicatoria a:
"Zeus, Helios, el gran Serapis, salvador, dador de riquezas, el que escucha con benevolencia, el invencible Mitra." Obsérvese que Mitra no sólo aparece asociado a Serapis, Helios y Zeus, sino que es mencionado al final, como personificación de todos ellos. 


Marcel Simon explica que el dios Sol (Helios) es "el elemento esencial y central que une juntas a esas divinidades de distintos orígenes y las absorbe más que ellas lo asimilan a él.”

La difusión y popularidad del culto solar produjo un cambio transcendental en la secuencia de los días de la semana.

La semana de siete días había sido adoptada por el Imperio Romano en el siglo primero d. C. En aquel tiempo se les dieron a los días de la semana los nombres de los planetas (que todavía conservan). El día de Saturno (sábado; en inglés "Saturday") era originalmente el primer día de la semana, mientras que el día del Sol (domingo; en inglés "Sunday") era el segundo. Pero en el siglo II, a causa de la preponderancia del culto al sol, un cambio se produjo: se avanzó el día del Sol (domingo) de su posición de segundo día de la semana a la de primero (y todos los demás días fueron corridos de modo que el séptimo día se convirtió en el día de Saturno). 
Es difícil determinar la fecha exacta en que la supremacía y el prestigio del día de Saturno fueron transferidos al día del Sol.
Debió ocurrir hacia mediados del siglo II, según una indicación del famoso astrólogo Vettius Valens.

En su Antología, escrita entre los años 154 y 174, dice concretamente:
"Y éste es el orden de los astros planetarios en relación con los días de la semana: Sol, Luna, Marte, Mercurio, Júpiter, Venus, Saturno.” La misma secuencia aparece en una copa encontrada en 1633 en Wettingen, cerca de Baden, junto con unas monedas fechadas entre la época de Adriano y la de Constantino (340). 
La primacía del día del Sol en la serie de los días de la semana queda también confirmada por declaraciones de Justino Mártir y Tertuliano, por varios documentos mitraicos, asi como por los decretos de Constantino (3 de marzo y 3 de julio del año 321). 

Siendo que el predominio del día del Sol sobre el de Saturno debió producirse a principios del siglo II, al mismo tiempo que la adopción de la observancia del domingo en lugar del Shabat, uno se pregunta si el cambio del día del Sol a la posición de primer día de la semana no influiría también para que los cristianos que querían distinguirse de los judíos adoptasen y adaptasen el nuevo día para su culto semanal.

Hay numerosos indicios, de los que sólo vamos a enumerar algunos, que confirman esta hipótesis:

1.- las frecuentes condenas de cristianos "adoradores" del sol que encontramos en la patrística

2.- la adopción de la simbología solar para representar a Cristo, tanto en el arte como en la literatura cristiana primitiva

3.- el cambio de orientación de los lugares de oración, que antes estaban dirigidos hacia Jerusalén y después lo estarán hacia el Este

5.- la adopción de la fiesta pagana del dies natalis Solis Invicti para celebrar la Natividad cristiana.

Una prueba más directa viene del frecuente uso del simbolismo solar para justificar la observancia del domingo.

Justino Mártir (100-165) pone de relieve que los cristianos se reúnen "en el día del Sol... porque es el primer día en que Dios, transformando las tinieblas y la materia iniciales, creó el mundo." 

El nexo que Justino establece entre el día del Sol y la creación de la luz en el primer día no es pura coincidencia puesto que esa misma conexión la encontramos en los escritos de muchos otros Padres eclesiásticos.

Eusebio (260-340), por ejemplo, apela varias veces al tema de la creación de la luz y al día del Sol para justificar la veneración del domingo.
En su Comentario de los Salmos escribe:
"En el día de la luz, el primer día y el día verdadero del Sol, cuando nos reunimos después de un intervalo de seis días, celebramos el "sábado" (refiriéndose al domingo) santo y espiritual... Porque en ese día de la creación del mundo Dios dijo: 'Sea la luz, y la luz fue', y porque también en ese día el Sol de Justicia amaneció sobre nuestras almas." 

En esos y otros testimonios semejantes vemos que la elección del día del Sol fue justificada por medio del simbolismo que este día proveía para conmemorar dos acontecimientos transcendentales en la historia de la salvación: "la creación y la resurrección".

Jerónimo (342-420) echa mano de esas dos razones cuando escribe: "Los paganos lo llaman día del Sol, y debemos reconocerlo como tal con la mejor voluntad, puesto que en ese día apareció la luz del mundo y en ese día amaneció el Sol de Justicia.” 


La conclusión que se puede desprender de esta exposición es que la adopción y observancia del domingo para substituir al Shabat Hebreo no se produjo en la Congregación de Yahrushalayim (Jerusalén) ni por iniciativa apostólica para conmemorar la resurrección del Mashiaj Yahshua, sino en la iglesia de Roma a principios del siglo II y como resultado de variedades de circunstancias. Una serie de factores políticos, sociales y religiosos, similares a los que impulsaron a la adopción del 25 de diciembre como conmemoración del nacimiento del Mashiaj convirtieron el domingo en el nuevo día de culto.

El hecho de que la observancia del domingo proceda de conveniencias discutibles y no de un mandato bíblico, es un gran obstáculo que los dirigentes religiosos han encontrado a la hora de elaborar una sólida argumentación teológica capaz de promover la correcta observancia del día apartado de YHWH.

¿Qué hacer, pues, para educar y motivar a un creyente para que observen el Shabat como un día entero de descanso, adoración, confraternidad y servicio, y no como una simple hora de asistencia ocasional a los servicios religiosos de una Congregación?

Es el propósito de este estudio favorecer el descubrimiento y la vivencia personal del significado, las funciones y las bendiciones del día que YHWH apartó para reposo, el Shabat:

"Un día cuya finalidad no es la de dar lugar a una hora de culto en la que disociarse o segregarse de los demás, sino la de proporcionar 24 horas en las que reposar, adorar, confraternizar, y servir al necesitado"

"El principal objetivo del Shabat es que descansemos de nuestro trabajo diario para que podamos encontrar reposo en YHWH al liberarnos de nuestras ocupaciones laborales"

"El Shabat nos da tiempo para YHWH, para nosotros mismos y para los demás, y nos permite disfrutar a la vez de la presencia divina y de la fraternidad humana"

"La diferencia entre el Shabat y el domingo no está, pues, solamente en el nombre o en el número del día"

"Es una diferencia de autoridad, de significado y de experiencia"

"Es la diferencia entre una festividad establecida por el hombre y el día apartado por YHWH"

"Es la diferencia entre un día dedicado a la complacencia personal y un día dedicado al servicio de YHWH y de la humanidad"

"Es la diferencia entre un día de desasosiego y un día de reposo divino para la inquietud humana"

SHALOM A TODOS
¿Es el Domingo el “Día del Señor”?

“Recuerda el Shabat para santificarlo. Seis días trabajarás y harás toda tu obra, pero el séptimo día es un día de reposo para YHWH tu Elohim: no hagas ningún trabajo –tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu bestia, ni el extranjero que está dentro de tus puertas. Porque en seis días hizo YHWH el cielo y la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos, y reposó en el séptimo día; por eso bendijo YHWH el día del Shabat y lo declaró sagrado.” Shemot/Éxodo 20:8-11 (VIN)

Probablemente, Éxodo 20 es uno de los pasajes más conocidos entre las comunidades de creyentes en el Mesías (junto al Salmo 23 y Juan 3:16, entre otros). La mayoría de los creyentes concuerdan en que los Diez Mandamientos son un fundamento importante para llevar una vida piadosa e íntegra ante el Creador. Ahora, si son diez los mandamientos, ¿por qué muchos sólo observan nueve, y obvian la ordenanza de guardar el día de reposo (shabat), cambiándolo por el domingo?

A través de toda la Escritura, vemos que el día señalado por Yahweh para tener reposo e intimar con Él por medio del estudio de las Escrituras es el shabat, el cual corresponde al sábado (séptimo día) en nuestro calendario semanal. ¿Por qué? Veamos las respuestas que nos da la Escritura:

“Para el séptimo día había concluido Elohim la obra que estaba haciendo, y cesó en el séptimo día de toda la obra que había hecho. Entonces Elohim bendijo al séptimo día y lo declaró sagrado, porque en él cesó Elohim de toda obra de creación que había hecho.” Bereshit/Génesis 2:2-3 (VIN, énfasis añadido)

Aquí claramente vemos que Yahwéh, desde la creación misma, bendijo y apartó el día séptimo. Si el mismo Creador, siendo el Todopoderoso, reposó en el séptimo día, ¿cuánto más nosotros? No creo que el Creador necesitara reposar; Él es Elohim Omnipotente y no necesita descanso. Más bien el escogió reposar para darnos un mensaje.

“Seis días lo recogeréis; mas el séptimo día es día de reposo; en él no se hallará.” Shemot/Éxodo 16:26 (RV1960)

Vemos en el verso anterior que Yahweh ordena al pueblo a guardar el día de reposo cuando les suple el maná (vea el capítulo 16 completo para más detalles). Incluso, les dice que recojan doble porción durante el día sexto, pues durante el día de reposo o shabat no habría provisión. Nuevamente, ¡hasta el mismo Creador escogió reposar el séptimo día! No porque tuviera necesidad de hacerlo, sino porque quería enviar un mensaje al pueblo de Israel por medio de su ejemplo.

“Háblale al pueblo yisraelita y dile: Estos son mis tiempos señalados, los tiempos señalados de YHWH, que deberán proclamar como ocasiones sagradas. Seis días se puede trabajar, pero el séptimo día será un Shabat de completo reposo, una ocasión sagrada. No deben hacer ningún trabajo; será un reposo de YHWH en todos sus establecimientos.” Vayikqrá/Levítico 23:2-3 (VIN)

El capítulo completo de Vayiqrá/Levítico 23 nos habla acerca de las fiestas o convocaciones que Yahwéh ordenó a su pueblo celebrar (para una descripción general de éstas, consulte la reflexión “Las fiestas de Yahwéh” en nuestra página). Mucha gente alega que estas convocaciones son solamente de los “judíos” y que no nos competen. Sin embargo, la Escritura no dice que son las “fiestas de los judíos”; son las fiestas de Yahwéh. Si decimos que somos su pueblo, debemos perseguir sus intereses, los cuales están plasmados claramente en la Escritura. Por lo que puedo percibir aquí, a Yahwéh si le interesa que su pueblo guarde el shabat, tal y como Él lo estableció. De hecho, ¡es la primera convocación establecida, según en este capítulo y el resto de las Escrituras!

“Si te abstienes de pisotear el Shabat, de encargarte de tus negocios en mi día santo; si llamas al Shabat 'delicia', al día consagrado a YHWH “honorable”; y si lo honras y no sigues tus propios caminos ni te ocupas de tus negocios, ni buscas tu propia conveniencia, entonces podrás buscar el favor de YHWH. Yo te haré cabalgar sobre las alturas de la tierra, y te haré disfrutar la heredad de tu padre Yaaqov –porque la boca de YHWH ha hablado.” Yeshayahu/Isaías 58:13-14 (VIN)

¡Qué hermosa promesa para aquellos que guardan el shabat según su Palabra! El mismo Creador nos exhorta a llamar al shabat delicia. Tal vez la idea de guardar el día de reposo resulte algo tedioso para muchos al principio. De hecho, tengo que confesar que, cuando comencé a guardar el shabat, me resultaba difícil, pues no estaba acostumbrado. Sin embargo, a medida que me fui sumergiendo en su Palabra y obedeciendo sus instrucciones, empecé a anhelar el shabat. Ahora cada semana espero con ansias la llegada de ese hermoso día; es verdaderamente una delicia.

“Bienaventurado el hombre que hace esto, y el hijo de hombre que lo abraza; que guarda el día de reposo para no profanarlo, y que guarda su mano de hacer todo mal.” Isaías 56:2 (RV1960)

Una vez más, vemos en este verso (y el resto del capítulo 56, el cual habla también sobre los extranjeros) que el Creador promete bendición para aquellos que guardan el shabat, no importando su procedencia. Podemos ver claramente aquí que ésto no es sólo para los “judíos”, sino para todo aquel que acepte su pacto, obedeciendo así su Palabra.

“El pueblo yisraelita guardará el Shabat, observando el Shabat a través de los siglos como una alianza perpetua: será una señal perpetua entre el pueblo de Yisrael y yo. Porque en seis días hizo YHWH el cielo y la tierra, y en el séptimo día cesó de trabajar y reposó.” Shemot/Éxodo 31:16-17

En estos versos encontramos dos datos muy importantes. Primero, el shabat se celebrará de generación en generación, por pacto perpetuo. Algo perpetuo es algo perdurable, que se mantiene a través del tiempo, no importando lo que suceda, lo cual confirma que esta ordenanza aun está vigente. Segundo, el shabat es una señal que distingue a su pueblo. En otras palabras, aquellos que son pueblo de Yahwéh deben guardar el shabat como señal al mundo de que, efectivamente, son su pueblo.

Si el shabat es un estatuto perpetuo, ¿por qué muchos no lo guardan hoy día? He escuchado varias razones por las cuales algunos sectores han escogido no guardar el shabat, de las cuales la más común es que “Jesús (como erróneamente le llaman) abolió el shabat y estableció el domingo como el nuevo día para congregarse”. Sin embargo, esto es totalmente incorrecto, como veremos a continuación.

Muchos dicen que el shabat fue abolido por Yahshúa ya que el dijo que era “señor del sábado” (Marqos/Marcos 2:28) y que, al resucitar domingo, él estableció ese día para recordarle. Sin embargo, ésto está muy lejos de la verdad. En primer lugar, Yahshúa NO resucitó domingo, sino durante la tarde del shabat, antes de ponerse el sol (para una discusión más amplia de este tema, vea la reflexión Por qué Yahshúa no murió en Semana Santa ni resucitó en “Easter” en nuestra página). Por otro lado, cuando Yahshúa dijo que era dueño o “señor” del sábado, bajo ningún motivo estaba aboliendo el shabat como día de reposo. Si leemos el contexto de este pasaje, esta frase fue una respuesta a los fariseos que criticaron a los discípulos por recoger espigas durante el shabat, pues tenían hambre. Yahshúa se oponía a la manera estricta e inhumana que tenían los fariseos y otros líderes religiosos de interpretar y aplicar la Toráh, y éste es un vivo ejemplo de ello. En otras palabras, Yahshúa recriminó a los fariseos por poner sus dogmas de hombres por encima de la necesidad humana, y demostró la forma correcta de seguir las instrucciones dadas por Yahwéh. De hecho, ¡que mejor día para atender la necesidad humana y traer reposo a los oprimidos que el mismo día de reposo! En adición a ésto, más que abolir la observancia del shabat con esta frase, yo creo que Yahshúa estaba anunciando al mundo que ni aun la muerte lo iba a retener durante el shabat.

Por otro lado, si Yahshúa hubiese tenido en mente abolir el shabat, ¿por qué él mismo lo observó? Claramente lo dice la Escritura:

“Vino a Nazaret, donde se había criado; y en el día de reposo entró en la sinagoga, conforme a su costumbre, y se levantó a leer. “ Luqa/Lucas 4:16 (RV1960, énfasis añadido)

Era costumbre de Yahshúa, desde su niñez, y como todo judío practicante de Israel, reposar el séptimo día y acudir a la sinagoga, ya sea para escuchar la exposición de las Escrituras, o para él mismo enseñar.

Luego de la muerte de Yahshúa, sus discípulos siguieron observando el shabat:

“Ellos, pasando de Perge, llegaron a Antioquía de Pisidia; y entraron en la sinagoga un día de reposo y se sentaron.” Maaséh/Hechos 13:14 (RV1960)

“Cuando salieron ellos de la sinagoga de los judíos, los gentiles les rogaron que el siguiente día de reposo les hablasen de estas cosas.” Maaséh/Hechos 13:42 (RV1960)

“Porque Moisés desde tiempos antiguos tiene en cada ciudad quien lo predique en las sinagogas, donde es leído cada día de reposo.” Maaséh/Hechos 15:22 (RV1960)

Incluso, el mismo Shaúl (Pablo) guardó el shabat durante toda su vida y ministerio:

“Y un día de reposo salimos fuera de la puerta, junto al río, donde solía hacerse la oración; y sentándonos, hablamos a las mujeres que se habían reunido.” Maaséh/Hechos 16:13 (RV1960)

“Y de acuerdo con su costumbre, Shaúl entró a reunirse con ellos, y por tres Shabatot discutió con ellos basándose en las Escrituras, explicando y demostrando que era necesario que el Mashíaj padeciera y resucitara de entre los muertos. Él decía: 'Este Yahoshúa, a quien yo les anuncio, es el Mashíaj'.” Maaséh/Hechos 17:2-3 (VIN, énfasis añadido)

Si los discípulos y Shaúl aun guardaban el shabat durante el primer siglo, luego de la muerte de Yahshúa, ¿en qué momento se dejó de observar? La contestación la encontramos en las reformas de Constantino I. Aunque una discusión acerca de quién fue Constantino I y su influencia sobre la iglesia moderna está fuera del alcance de este escrito, sí les puedo asegurar que fue uno de los más grandes antisemitas de todos los tiempos, y sus imposiciones y reformas han afectado negativamente la realidad de las Escrituras hasta hoy. Citando del artículo de Wikipedia en español sobre el emperador Constantino I:

Las leyes de Constantino mejoraron en muchas facetas las de sus predecesores, aunque también son un reflejo de una época más violenta. Algunos ejemplos de estas leyes son... el domingo fue declarado día de descanso [énfasis añadido], en el cual los mercados permanecerían cerrados, así como las oficinas públicas (excepto para el propósito de la liberación de esclavos). No había restricciones para el trabajo en las granjas.

De modo que no fue Yahshúa, ni los discípulos, ni Shaúl, quien abolió la observancia del shabat, sino Constantino I, quien fundó las bases del cristianismo moderno. Sin embargo, como ya hemos visto a través de las Escrituras, ésto no fue lo que Yahwéh estableció en su Palabra. La observancia del domingo como “día del señor” está fundamentada en la adoración al sol, en especial el mitraísmo (adoración a la deidad Mitra) romano, lo cual nuestro Creador condena. Ni siquiera me atrevería a llamar al domingo “día de reposo”, pues la verdad es que nadie reposa como tal ese día; la mayoría de la gente asiste a la iglesia y luego siguen su día de trabajo realizando diligencias como cualquier otro día.

Para concluir, cabe mencionar que el shabat será celebrado en el reino venidero:

“Porque como el cielo nuevo y la tierra nueva que voy a hacer perdurarán por mi voluntad –declara YHWH– así perdurará la simiente y el nombre de ustedes. Y novilunio tras novilunio, y Shabat tras Shabat, vendrá toda carne a adorarme –dijo YHWH.” Yeshayahu/Isaías 66:22-23 (VIN)

Si finalmente el shabat será observado en el reino venidero, ¿qué sentido hace que Yahwéh haya establecido el shabat como estatuto perpetuo en la antigüedad, para luego abolirlo a través de Yahshúa, para finalmente volverlo a restaurar? No hace sentido; más bien da una imagen errónea de un ser Supremo que no tiene firmeza en su propia palabra, o está indeciso, o no planifica su obra. ¡No, de ninguna manera! ¡Ése no es Yahwéh, el Poderoso y Fiel! Su Palabra permanece para siempre, y nunca cambia. Lo que Él dijo ayer, sigue estando vigente hoy, y permanecerá así por siempre.

“Él no es un hombre para ser caprichoso, ni un mortal para cambiar de opinión. ¿Hablará él para no actuar, prometerá para no cumplir?” Bamidbar/Números 23:19 (VIN)

De modo que, si somos su pueblo, guardemos sus mandamientos. Son una delicia para nuestra vida, y nos traen bendición y vida eterna.

“...si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos.” Matityah/Mateo 19:17 (RV1960)

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