martes, 11 de septiembre de 2018

Somos contrarios al monofisismo

El eutiquianismo o monofisismo (del griego μόνος, monos, «uno», y φύσις, physis, «naturaleza») es una doctrina teológica que sostiene que en Jesús sólo está presente la naturaleza divina, pero no la humana.
El dogma definido en Calcedonia y mantenido por la Iglesia ortodoxa y la Iglesia católica sostiene que en Cristo existen dos naturalezas, la divina y la humana «sin separación» y «sin confusión», según el símbolo niceno-constantinopolitano. Sin embargo, el monofisismo mantiene que en Cristo existen las dos naturalezas, «sin separación» pero «confundidas», de forma que la naturaleza humana se pierde, absorbida, en la divina.

Unitarios es el nombre de los que sostienen la creencia en la unidad de Dios, pero negando específicamente que en él existan distinciones personales, lo cual supone rechazar la Trinidad y la Deidad de Cristo, columnas capitales del cristianismo.
Símbolo unitario
Posición doctrinal moderna.
Al constituir una comunión religiosa no dogmática los unitarios no tienen credo formal. La libertad en la Iglesia como en la universidad es su principio fundamental. Su ideal es el cultivo de la vida espiritual, en una comunión libre bajo la autoridad de la razón y la conciencia. Sus iglesias están constituidas por un pacto de propósito común, siendo la forma de pacto recomendada por la conferencia nacional en los Estados Unidos la siguiente: "En el amor de la verdad y el espíritu de Jesucristo nos unimos para adorar a Dios y servir al hombre." Sin la limitación de los credos, los unitarios concuerdan en afirmaciones de fe. Habiendo abandonado la doctrina de la depravación total del hombre y su incapacidad moral, afirman la dignidad, honor y capacidad espiritual de la naturaleza humana. Confiesan la pura humanidad de Jesús y tienen una veneración entusiasta por él como ejemplo supremo de experiencia religiosa con Dios y como un profeta inspirado de una religión libre y espiritual de amor a Dios y al hombre. Habiendo declarado desde el principio a la razón y a la interpretación histórica autoridades para el uso de la Escritura, los unitarios han adoptado plenamente los métodos y conclusiones de la crítica bíblica, estimando a la Biblia estudiada de ese modo como un registro clásico de la experiencia religiosa del hombre. Tras eliminar la limitación calvinista de la gracia divina, los unitarios reafirmaron la fe en la paternidad universal y amorosa de Dios y han relacionado esa fe con su idea de la naturaleza humana. El hombre está obligado a Dios por semejanza del ser, impulsado por su propia naturaleza para buscar la comunión con Dios y destinado a disfrutar de Dios, morando constantemente en su presencia con una conciencia como la de Cristo. La salvación significa la obtención de este carácter de filiación con Dios, en una perfecta semejanza con el carácter divino del amor y es procurada mediante el crecimiento a través de los ejercicios de los poderes más elevados del alma, en los que Dios se comunica al hombre. Al negar todas las limitaciones dogmáticas de la Iglesia, los unitarios procuran alcanzar como principal fin de la actividad humana y el propósito de la paternidad universal de Dios una perfecta hermandad de buena voluntad. Por tanto se dedican a las actividades filantrópicas y aprecian la fe en el desarrollo progresivo de todas las posibilidades más elevadas del hombre. Esta fe en las posibilidades de una humanidad perfecta motiva sus energías en la promoción de la cultura y en la elevación de la vida social, como requisito para una nutrición completa del espíritu religioso. Los unitarios ven en la vida tras la muerte el despliegue añadido de la vida eterna ya experimentada ahora, en obediencia a la voluntad divina revelada en los ideales humanos más santos.

Unitarismo antiguo y medieval.
En la Iglesia antigua las confesiones unitarias tomaron dos formas: el sabelianismo y el adopcionismo. Este último es el que tiene analogías con el moderno unitarismo. Concebía a Jesús como un hombre investido con el espíritu de Dios y exaltado por la muerte y la resurrección a una autoridad divina sobre la conciencia de los hombres. El creyente ha de ser bautizado como Cristo fue bautizado y ser adoptado como él fue adoptado en la filiación divina. El triunfo de la cristología del Logos después del año 270 significó la derrota del adopcionismo en las iglesias griegas, pero continuó existiendo entre los paulicianos de Armenia y por su colonización del territorio del Danubio (siglos octavo y décimo) halló conexión con el movimiento anti-eclesiástico del oeste desde el siglo XI en adelante. En el oeste también el adopcionismo antiguo tuvo algo de continuidad, a pesar del establecimiento de la ortodoxia nicena. Hay huellas del mismo en el cristianismo británico antiguo y de su difusión en España, incluso después de que los eclesiásticos hubieran intentado reconciliarlo con la teología nicena. La condenación de Félix de Urgel por la Iglesia franca (799) y la posterior asimilación total de la Iglesia española a las normas romanas impidieron su desarrollo.

Fausto Socino
En Polonia y Hungría.
En la era de la Reforma la reacción contra el dogma trinitario tuvo manifestaciones esporádicas, pero Polonia, parcialmente bajo influencia italiana (por ejemplo, Georgius Blandrata), se constituyó en factor determinante de un movimiento concertado para revisar el dogma mediante la razón. Tras 1565 este biblicismo racionalista se convirtió en la teología de un grupo de iglesias polacas y en 1575 estuvo bajo el liderazgo de Fausto Socino, quien dejó su huella de erudición teológica. Bajo Segismundo I y II, Polonia disfrutó de tolerancia religiosa y la Iglesia unitaria polaca (con un colegio en Raków después de 1600) desarrolló una gran actividad. La actividad jesuita culminó en la supresión del colegio e iglesias (1638) y finalmente (1658) en un decreto de expulsión de los socinianos del reino. Los exiliados fueron absorbidos en las iglesias de Alemania, Holanda y Transilvania. El unitarismo encontró defensores en Hungría por la influencia del italiano Stancarus (1553) y el húngaro Aran (1558), promoviéndose su progreso por la ascensión al trono de Juan Segismundo (1558) tras años de exilio pasados en la corte polaca y por la llegada de Blandrata desde Polonia como médico de la corte. El principal líder del movimiento fue Franciscus Davidis, quien en 1556 se había convertido en jefe de la iglesia y del colegio luterano de la capital húngara de Koloszvár, adoptando las doctrinas unitarias diez años más tarde, cuando era capellán real. En 1568 Davidis fue hecho obispo de las iglesias unitarias comprometidas que por el acta de la dieta en Torda, en ese año, obtuvieron libertad de adoración junto a los luteranos, calvinistas y católicos. El favor de la corte terminó con la llegada al trono de Esteban Báthory, católico, restringiendo las dietas de 1576 y 1577 los sínodos unitarios a Koloszvár y Torda. La fuerza unitaria se aprecia en el sínodo de Torda en marzo de 1578, que congregó a 322 clérigos.

Desde 1571 Davidis se había opuesto a la oración a Cristo como objeto de adoración, pero ahora, en 1578, se encontró con la resistencia de Blandrata, quien había comenzado a apartarse de los principios unitarios. En 1579 el vicerrey católico Cristóbal Báthory puso a Davidis bajo la supervisión de los magistrados y luego, a instancias de Blandrata, le condenó a cadena perpetua como innovador y blasfemo. La muerte de Davidis (15 de noviembre de 1579) en la mazmorra de Déva, le enalteció como mártir heroico a los ojos de las iglesias húngaras. Aunque todavía tenían existencia legal, los unitarios sufrieron dificultades. Bajo dominio austriaco, 1716, sus publicaciones quedaron prohibidas, sus iglesias confiscadas y se les negó todo oficio público. Desde el estatuto de 1791, que reconocía la libertad de las cuatro religiones de Transilvania, crecieron moderadamente en número, quedando en estrecho contacto con sus correligionarios en Inglaterra y América.
Interior de una iglesia unitaria en el siglo XVIII
Interior de una iglesia unitaria en el siglo XVIII
Unitarismo británico.
Algunos de los mártires ingleses del siglo XVI sufrieron por ideas arrianas, pero la primera expresión notable del espíritu y método del unitarismo fue The Religion of Protestants a Safe Way to Salvation (Londres, 1638) de William Chillingworth y la primera aplicación conspicua de este método con resultados expresamente unitarios la hizo John Biddle, quien durante el tiempo de la República congregó una sociedad en Londres y publicó sus ideas. En 1662 fue encarcelado por tercera vez y murió en la cárcel. Sus escritos fueron recogidos y publicados por su discípulo Thomas Firmin en 1691 (The Faith of one God). Aunque el unitarismo fue excluido de la ejecución del Acta de Tolerancia de 1689 y sus defensores fueron amenazados por el acta de 1698 con la pérdida de derechos civiles y encarcelamiento, las ideas socinianas y arrianas sobre la persona de Cristo hallaron creciente favor en el curso del siglo XVIII, tanto en la Iglesia anglicana como entre los disidentes. Ejemplos notables de esta tendencia son Samuel ClarkeNathaniel LardnerIsaac Watts y Philip Doddridge. La primera capilla con el nombre de unitaria fue fundada en Essex Street, Londres, en 1778 por Theophilus Lindsey, quien a causa del rechazo por el parlamento (1772) de una petición para la relajación de la suscripción de los Treinta y Nueve Artículos, había dimitido de su puesto en Catterick, Yorkshire. En su capilla en Londres usó la revisión de Clarke de la liturgia anglicana. Lindsey tuvo la simpatía de algunos presbiterianos, quienes en sus capillas construidas desde 1688 abandonaron las restricciones dogmáticas, las ideas calvinistas y la doctrina de la Trinidad. La influencia decisiva para este cambio fue ejercida por el eminente científico, publicista y teólogo Joseph Priestley. Como sociniano comprometido Priestley ministró a congregaciones en Leeds (1768-80) y Birmingham (1780-91). Su adhesión en favor de la República Francesa provocó un ataque de una turba en Leeds en 1791, siendo quemada su capilla y destruida su casa, libros e instrumentos científicos. En 1794 se trasladó a Northumberland, Pensilvania, donde organizó una Iglesia unitaria, muriendo en 1804. Su prolífica obra dio ímpetu a la causa unitaria. El sucesor de Priestley en Birmingham fue Thomas Belsham, quien procuró hacer de "la simple y propia humanidad de Cristo" la idea unitaria reconocida. Otro notable líder fue Lant Carpenterpredicador en Bristol. En 1813 quedaron elimindas las incapacidades legales de los unitarios y en 1825 se creó la Asociación Unitaria Británica y Extranjera mediante una unión de iglesias presbiterianas y bautistas, a las que posteriormente se unieron pequeños grupos metodistas como los "hermanos cristianos." Por el Acta de las Capillas de los Disidentes de 1844 quedó asegurada la posesión de las antiguas capillas y dotaciones. La conferencia nacional, un organismo puramente deliberativo, se fundó en 1881. El unitarismo galés comenzó con la revuelta arminiana del calvinismo de Jenkin Jones en Llwynrhydwen en 1726. Sus sucesores adoptaron ideas arrianas. El unitarismo islandés comenzó en 1726, cuando el presbiterio de Antrim se separó del sínodo general para establecer la adoración sin suscripción a un credo. En 1830 se formó el Sínodo Remonstrante del Ulster sobre principios similares y en 1835 la Asociación de presbiterianos Irlandeses no Suscriptores unió esas tres iglesias. En Escocia hay varias iglesias, la más antigua (Edimburgo) data de 1776.

James Freeman
James Freeman
Unitarismo en América.
En América las ideas unitarias comenzaron en 1785, cuando, por la persuasión de su pastor, James Freeman, la Iglesia episcopal más antigua en Boston, King's Chapel, omitió del Libro de Oración Común toda referencia a la Trinidad y la Deidad de Cristo. El principal origen del unitarismo americano, sin embargo, estuvo en las parroquias congregacionales de Massachusetts, donde las tendencias arminianas comenzaron antes de mediados del siglo XVIII. La aversión a los credos diferenciaba a esas iglesias de aquellas que respondían al nuevo calvinismo de la escuela de Jonathan Edwards. Aunque había individuos que criticaban la doctrina de la Trinidad, el asunto no era debatido en sermones y publicaciones y el creciente liberalismo se dirigía principalmente contra la idea calvinista de la naturaleza humana. La división del congregacionalismo sucedió por los esfuerzos de Jedidiah Morse y otros, al organizar congregaciones independientes en una denominación con un credo prescrito y una política que admitía estrechas relaciones con la asamblea presbiteriana general. Bajo este agresivo elemento se fundó Andover Theological School (1808), para procurar la elección de pastores ortodoxos en Boston y comenzando a rechazar la comunión del púlpito con liberales. Su órgano literario fue The Panoplist (1805-20). El liberalismo controlado por la universidad de Harvardtuvo elocuentes predicadores en Joseph Stevens Buckminster y en William Ellery Channing y órganos literarios en Monthly Anthology (1803 y sgg.) y Christian Disciple (1813, y sgg.). Aunque el plan de Morse para presbiterianizar la política eclesiástica fue rechazado por sus asociados (1815), él provocó una crisis por una sensacional exposición del progreso de las ideas unitarias y por exhortar a los ortodoxos a separarse de los liberales (1815). Como portavoz de este último grupo, Channing hizo una dura protesta contra el "sistema de exclusión y denuncia", pero la secesión ortodoxa de las parroquias liberales comenzó (unas 80 divisiones entre 1815 y 1835), fundándose nuevas iglesias con el compromiso unitario. Reconociendo que la ruptura era inevitable, Channing se atrevió a desafiar a sus oponentes por su sermón en Baltimore sobre "Cristianismo unitario" (1819) y su Moral Argument against Calvinism (1820). En 1820 se dio el primer paso para la asociación de los liberales, por la conferencia de ministros de Berry Street en Boston. La Asociación Americana Unitaria se formó en 1825 para la obra de la extensión de la Iglesia, pero durante largo tiempo fue débilmente apoyada, ya que las congregaciones libres eran contrarias a crear una denominación. Durante la Guerra Civil la experiencia de los unitarios con el objetivo concertado de organizarse y dirigir la comisión sanitaria dio nuevo vigor y entusiasmo a la obra de la Asociación Unitaria, desembocando en la primera convención representativa de las iglesias en Nueva York, 1865, con la formación de la Conferencia Nacional Unitaria y otras iglesias cristianas. Se rechazaron las sugerencias de un credo, pero muchos quedaron insatisfechos porque estimaron que había un credo implícito en el nombre de la conferencia y en el preámbulo de su constitución. Este descontento se convirtió en una distinción de las ideas del este y el oeste. Una conferencia unitaria central se fundó en 1852 con declaraciones muy conservadoras respecto al oficio de Jesús y el significado de los milagros, pero amplió su base, y en 1875 dieron la bienvenida "a todos los que desearan trabajar con ella en el avance del reino de Dios." Esas diferencias quedaron armonizadas por la acción de la conferencia nacional en Saratoga en 1894, que declaró en su preámbulo: "Estas iglesias aceptan la religión de Jesús, sosteniendo, de acuerdo con su enseñanza, que la religión práctica se resume en el amor a Dios." En mayo de 1961 la Iglesia Universalista de América y la Asociación Unitaria Americana formaron una sola entidad en Estados Unidos denominada Asociación Universalista Unitaria.

Theodore Parker
Espíritu del unitarismo.
El pensamiento religioso unitario ha pasado por sucesivas fases. Comenzó como método de investigación, el método de socinianos y arminianos. Ninguna verdad tenía validez prioritaria sobre la Biblia, siendo ésta interpretada por la razón y la conciencia, siendo considerados los resultados obtenidos por este método la revelación histórica. El pionero del movimiento que fue más allá de esta posición fue Channing. Al negarse a caracterizar al hombre por el pecado que le priva de su verdadero ser como hombre, encontró la esencia de la naturaleza humana en el principio moral de la justicia desinteresada y la benevolencia. La religión y la virtud son la mente en sí misma, la naturaleza humana y nada más. Por tanto "debemos empezar en religión desde nuestras propias almas. En ellas está la fuente de toda verdad divina. Una revelación externa es posible e inteligible sólo sobre la base de concepciones y principios previamente provistos por el alma." "Tenemos facultades para lo espiritual tan verdaderas como para el mundo exterior." Un desarrollo posterior de esta idea con una polémica contra la dependencia sobre el milagro y el mero biblicismo permitió a Theodore Parkerinaugurar la valoración histórica crítica libre de la Biblia y rescatar al movimiento del racionalismo de la escuela de Locke, mientras que el trascendentalismo más poético y romántico de Emerson operó como un poderoso estímulo para independizar la intuición espiritual y emanciparla de la convención y la fórmula. Todos esos líderes infundieron al movimiento un ardor de comunión mística con Dios, sin éxtasis o pérdida del ser, y al mismo tiempo una pasión activa por toda reforma filantrópica. Otros, entre ellos el eminente James Freeman Clarke, insistieron en la base interior personal de la fe con el sentimiento histórico por el pasado cristiano. El filósofo más eminente de la escuela unitaria fue James Martineau, quien, con esplendor de dicción, profundidad especulativa e intenso interés ético, elaboró una idea de la experiencia en la que el racionalismo idealista se mezcló con un refinado quietismo espiritual. La edición más completa de la teología unitaria en una forma relacionada con la dogmática tradicional se encuentra en Studies in Christian Doctrine de James Drummond (Londres, 1908)

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