sábado, 9 de diciembre de 2017

ENCENDIENDO LAS LUCES DE JANUCÁ

La costumbre entre las comunidades sefaraditas es la de encender de acuerdo a lo legislado en el Shuljan Aruj, o sea que uno de los integrantes de la familia eximiendo de esta manera a todos los demás.
Los ashkenazim realizan un encendido por cada integrante de la casa.
Janucá el presente año, 5778, el día Martes 12 de diciembre por la noche, ocasión en la que se enciende la primera vela.
En las entregas posteriores continuaremos ampliando las halajot sobre este tema.

ENCENDIENDO LAS LUCES DE JANUCÁ:

es preciso prever que contengan suficiente aceite como para encender media hora a partir del momento del encendido, lo mismo aplica si enciende con velas de cera, en este caso debe preocuparse porque las mismas puedan permanecer encendidas por lo menos media hora desde su encendido tras la salida de las estrellas (existe un tipo de velas pequeñas coloreadas destinadas especialmente para Janucá, y es preciso evitar
encender con estas velas ya que no duran el tiempo mínimo necesario para cumplir con el precepto). En la víspera de Shabbat, que se encienden las velas más temprano es preciso agregar una mayor cantidad de aceite, como ya lo aclararemos en próximas entregas.
Cuando enciende las luminarias de Janucá la primera noche, debe comenzar el encendido con la vela del extremo derecho y la segunda noche comenzará encendiendo la vela agregada, posteriormente encenderá la vela con la que comenzó ayer. De acuerdo a esto resulta que el orden del encendido comienza desde la izquierda hacia la derecha, para comenzar el encendido con la vela nueva, la que se agrega para recordar el milagro de la duración del aceite.
Afirma el Talmud (Shabbat 23ª) que con el encendido se cumple el precepto –hadlaká osá Mitzva- por lo tanto si se apaga la vela ya no necesita volver a encenderla, pues el precepto básicamente se cumple por medio del encendido con la cantidad suficiente de aceite para que duren el tiempo de necesario, por lo tanto, si las velas se apagan por algún motivo eventual que no era previsible al momento del encendido, ya no necesita volver a encenderlas. De todas formas, en afán de dar mejor cumplimiento al precepto se debe volver a encender las velas que se apagaron (sin bendecir) si se hubiesen apagado dentro de la media hora posterior al encendido.
Fuente: Halacha Yomit

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