"Dijo Rabí Shemuel Bar Najmani en nombre de Rabí Ionatán: Sobre la persona que se enoja recaen todas las clases de infierno"
Nedarim 22a
"Toda persona que se enoja es como si cometiera el pecado de la idolatría"
Shabat 108
"Si se enoja entonces se equivoca"
Sifrí Matot 68
El enojo y la furia impiden alcanzar altos niveles de Toráh, como dice el versículo: "y Moshé estaba enojado con Eleazar e Itamar" .
Nuestros sabios dijeron: "quien se enoja, si es profeta, su profecia lo abandona. " Mi maesto ( el Arizal) era muy estricto sobre el enojo, más que de cualquiera otra mala
conducta, aún si el enojo es causa de una Mitzvá. Esto se debe a que cualquier otro pecado causa daño a un órgano específico, y el alma; pero el enojo daña el alma completamente, ya que su alma se aleja y es reemplazada por un alma de las fuerzas del mal.
conducta, aún si el enojo es causa de una Mitzvá. Esto se debe a que cualquier otro pecado causa daño a un órgano específico, y el alma; pero el enojo daña el alma completamente, ya que su alma se aleja y es reemplazada por un alma de las fuerzas del mal.
Este es el sentido del versículo: "quien destruye su alma con el enojo" literalmente elimina su alma sagrada y la convierte en Taref ( no-aceptable) cuando se enoja. El Zohar es extremadamente estricto sobre el enojo y a quien habla con enojo lo compara a un idólatra. Incluso si realiza todo tipo de rectificaciones y muchos actos de bondad, todo se pierde, su alma sagrada es cambiada por un alma de nivel inferior, por eso deberá repetir las rectificaciones otra vez cada vez que se enoje.
En suma no hay curación para el enojo porque siempre retorna a sus hábitos como un perro causando un daño terrible. Aun si realizó una gran mitzvá que le concedió un alma sagrada de un piadoso de antaño para ayudarlo, esta alma desaparece por su enojo. Nunca alcanzará la grandeza, aun si fuese piadoso, porque constantemente construye y destruye.
Los demás pecados no expulsan el alma sagrada de quien las comete, sino dañan solamente el órgano con el cual pecó, que es posible reparar al arrepentirse. En cambio, el que se enoja deberá rectificar mucho para recuperar su alma. A veces, no hay una curación completa. En cierta ocasión, le enseñaba a mi hermano y no entendió y me enojé, y mi maestro me advirtió no enojarme con él.
Sefer Ruah Hakodesh 34
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