martes, 28 de marzo de 2017

Como el pez necesita el agua el hombre a...


La historia de Israel es prueba de que cuando los judíos eran fieles a su fe, les iba bien. Cuando entregaban sus corazones a religiones nuevas, a dioses paganos o a la perversión y el desenfreno, la consecuencia automática era el desastre. La vida espiritual del pueblo de Israel siempre fue un factor determinante para su prosperidad.

Tratar la fe en Dios como un asunto secundario, o como un tema de controversia sin importancia, es fatal. Nosotros somos lo que creemos. Toda actividad es regulada por la fe. Si no nos damos cuenta de eso entonces no sabemos nada acerca de la naturaleza humana. En última instancia, lo único que cuenta es Dios. ¡Es imposible no exagerar la urgencia del Evangelio!


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